Tras la reapertura de bares y restaurantes con mesas al aire libre en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se detectaron algunas irregularidades que desembocaron en clausuras de varios locales gastronómicos. Según los intensivistas, “no había condiciones” para flexibilizar la cuarentena en la Ciudad.

El 28 de agosto, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, anunció que a partir del mes de septiembre tanto los bares como los restaurantes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) podrían sacar sus mesas a la vereda para recibir a sus clientes, en caso de contar con las habilitaciones correspondientes y con el espacio necesario, bajo un estricto protocolo de seguridad, en un nuevo paso de la flexibilización de la cuarentena. Sin embargo, desde los primeros días fueron detectadas irregularidades, lo cual llevó a clausuras de varios locales gastronómicos.

Los permisos otorgados por el Gobierno de la Ciudad suscitaron polémica desde un primer momento con Nación, que se opone a la flexibilización en un contexto crítico, con más de diez mil contagios de coronavirus diarios, y teniendo en cuenta que en varios puntos de la Ciudad se observaban grandes aglomeraciones de personas que no guardaban el distanciamiento social correspondiente y muchas veces no llevaban sus tapabocas puestos, lo cual aumenta considerablemente el riesgo de contagio.

Por estos motivos, durante este fin de semana el gobierno porteño se vio obligado a clausurar comercios gastronómicos en cinco barrios de CABA. Aun así, el vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli, aseguró que se trataron de “excepciones” en medio de un “comportamiento satisfactorio” general. La polémica que se generó en las redes sociales a raíz de la viralización de varias imágenes y videos de la situación en la Capital Federal, sin embargo, parece indicar lo contrario.

El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, explicó que Nación había acordado con Ciudad que las autoridades porteñas fiscalicen “con mayor eficacia el protocolo que ellos mismos hicieron”. Respecto de las imágenes que circularon durante el fin de semana, Cafiero aseguró que “claramente no se está cumpliendo ninguno de los protocolos que la Ciudad se había comprometido a llevar adelante” y que ello “carga más gente y circulación y más posibilidad del virus de circular“.

En total, la Agencia Gubernamental de Control (AGC) de la Ciudad de Buenos Aires realizó doce clausuras en los barrios de Palermo, Liniers, Agronomía, Constitución y Caballito. Sin embargo, las clausuras no fueron realizadas por el incumplimiento del protocolo gubernamental para las aperturas al aire libre (el cual establece una distancia de un metro y medio entre personas y un máximo de cuatro comensales por mesa), sino que, tal como comunicó el organismo, nueve de las clausuras fueron por “tener mesas y sillas en las veredas fuera del horario permitido”, dos por “fiestas en el interior de los locales” y una por “vender bebidas alcohólicas después de las 20 horas”.

En declaraciones al canal A24, Diego Santilli enfatizó en que “hay que quedarse con la mayoría de los buenos ejemplos” y que la idea del Gobierno porteño es “ir generando aperturas graduales”.

La semana pasada, la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) había lanzado un comunicado en el cual llamaba a la sociedad a reflexionar sobre la situación actual y a no flexibilizar las medidas de cuidado contra el coronavirus. Les suplicamos no salir si no es necesario. El personal sanitario está colapsado, los intensivistas están colapsados, el sistema de salud está al borde del colapso“, habían pedido los especialistas en la carta publicada.