En tres días, casi 900 personas de la comunidad educativa firmaron la misiva donde se pide a las autoridades que aclaren diez interrogantes sobre los abusos sexuales.
Gonzalo Elizondo y Pablo Vío, de 31 años, fueron los exalumnos del Colegio del Salvador que destaparon un escándalo de abusos dentro de la institución. Luego de dos décadas, ellos rompieron el silencio y denunciaron que, cuando tenían 10 y 11 años respectivamente, habían sido abusados sexualmente por César Fretes, un religioso de la congregación jesuita que se desempeñaba como profesor y tutor. Gracias a esa denuncia inicial, más de 20 alumnos, se animaron a denunciar.
Entre ellos, también Francisco Segovia, se animó a contar que fue abusado dentro de la Institución. Ahora, esos jóvenes, junto a padres, madres, docentes y allegados a la comunidad, enviaron una carta a las autoridades del colegio en donde plantearon 10 interrogantes cuyas respuestas, consideran, son fundamentales para empezar a esclarecer los hechos que marcaron sus vidas. “Nos dirigimos a Uds. para transmitir una serie de inquietudes….” comienza diciendo la carta.
“Nos vemos en la necesidad de conocer estas cuestiones, aunque las respuestas que buscamos pudieran llegar a resultar dolorosas para muchos de nosotros”, se lee a continuación en la carta enviada a las autoridades del Colegio del Salvador. La semana pasada, pese a que el colegio reconoció los hechos, sus autoridades rechazaron una solicitud de exalumnos para recibir un resarcimiento económico y un pedido de disculpas público que habían presentado las víctimas el 16 de julio pasado.
El delegado de Prevención de Abusos de los jesuitas, Álvaro Pacheco, dispuso ponerle fin al reclamo administrativo, la vía jurídica por la que accionaron los exestudiantes. Según Pacheco, el rector del colegio y el delegado de Prevención de la Provincia ya se han disculpado a través de una carta a la comunidad educativa y a la opinión pública, lamentando profundamente lo ocurrido y pidiendo perdón a todas las víctimas.
“Seguimos atentos y respondiendo a todos aquellos que se quieran acercar a hacer su denuncia o dar su testimonio”, indicó Pacheco. Ante el revés administrativo, la defensa de las víctimas analiza los próximos pasos y la estrategia para llevar el caso a la Justicia y por fuera de la órbita canónica. Francisco Segovia también denunció ser víctima de abuso en el Colegio del Salvador. Fretes falleció en 2015 sin ser juzgado. Murió de cáncer en Mendoza, la provincia a donde fue trasladado por los jesuitas en 2003.
El traslado tuvo lugar luego después que un grupo de padres denunciaron frente al rector del colegio que sus hijos habían sido abusados por el religioso. La carta abierta cuenta con la firma de 884 personas, entre ellas, 324 exalumnos, 81 madres y padres de estudiantes que pasaron por la institución, 138 familiares de exalumnos, 14 docentes y 326 miembros de la comunidad. Estas firmas se consiguieron en solo tres días y medio y sigue estando abierto para aquellos que quieran sumar su firma.
En la carta publicada hoy los firmantes plantearon los siguientes interrogantes:
¿Por qué transcurrieron dos décadas hasta que la comunidad fue enterada de lo que había sucedido, y hasta que se pidió perdón a las personas que sufrieron estos hechos?
¿Qué fue lo que motivó que las restantes familias, docentes y maestros del Colegio no fueran avisados, en aquel entonces, de la denuncia que se había hecho contra esa persona de la institución? ¿Por qué fue trasladado sin que se alertase a la comunidad sobre los motivos de la separación?
¿Por qué no se dispuso ningún mecanismo para tomar contacto con otros chicos que hubieran podido padecer hechos similares, ni se concientizó en ese momento sobre lo que había pasado? ¿Cómo pudo, entonces, considerarse una solución al conflicto que se dejara a esos chicos sin posibilidad de expresarse, de abordar esos problemas de inmediato con ayuda de sus padres y de su entorno? ¿No se consideró, en ese momento, el daño que ese silencio podía provocar?
¿En qué consistió la investigación desarrollada entre 2003 y 2007 que, de acuerdo con los comunicados del rectorado, condujo a la expulsión del jesuita César Fretes? ¿No consideran un error haber dejado en libertad a una persona que abusó de decenas de chicos? ¿Por qué esperaron al año 2013 para elaborar un código para prevenir abusos si en el año 2003 ya habían sido alertados de este tipo de casos? ¿Existieron otras denuncias de abusos ocurridos en el Colegio?
Fundamentalmente, ¿cómo sería abordado un caso similar si ocurriera en la actualidad? ¿Se alertaría a los padres y a la comunidad sobre lo sucedido, para permitirles asegurar la integridad de sus hijos y darles la oportunidad de accionar en consecuencia? ¿Cómo pueden garantizar que ante un nuevo suceso las autoridades de la Compañía de Jesús no vuelvan a actuar de la misma manera? “Transmitimos a través de estas líneas nuestra necesidad, como personas que fuimos o somos parte de esta comunidad.
De ser informados de manera amplia y profunda sobre el modo en que fueron adoptadas las decisiones propias de este conflicto. Creemos que estas respuestas únicamente pueden ser dadas por las personas que, desde su rol, protagonizaron lo ocurrido y por quienes lideran, tanto hoy como en aquel entonces, no solo la comunidad educativa del Colegio sino, esencialmente, la Compañía de Jesús. En la creencia de que solo una respuesta pormenorizada y sincera permitirá comenzar a sanar las heridas provocadas por estos hechos”, concluye el texto.