
Ya pasaron dos meses de la desaparición de Loan Peña (5) y todavía no hay nada en la causa que pueda dar indicios de lo que pasó. ¿Lo raptaron con fines de trata? ¿Lo vendieron? ¿Se perdió en el monte y alguien se lo llevó? ¿Sufrió un accidente? ¿Lo mataron con fines sexuales? ¿O como venganza hacia sus padres?
Las líneas de investigación que se pusieron sobre la mesa en estos más de sesenta días son muchas pero ninguna tiene más fuerza que otra. Algunas de las hipótesis que alguna vez se barajaron casi como ciertas perdieron fuerza y hoy están prácticamente descartadas.
Los cientos de rastrillajes realizados en campos, cementerios, terrenos privados, rutas, lagunas y pantanos no arrojaron datos de importancia. Curioso: la prueba más importante hasta el momento fue el hallazgo del botín de Loan a pocas horas de su desaparición pero “fue plantado”, según pudo determinar la Justicia. Y si fue plantado es porque alguien sabe lo que pasó con Loan y buscó desviar la investigación para lograr su impunidad.
Los perros entrenados en busca de rastros sumaron indicios contra los sospechosos, aunque no son concluyentes. Según la pericia de odorología forense, Loan nunca salió de la casa del abuela y supuestamente estuvo en la camioneta Ford Ranger y el Ford Ka, de la ex funcionaria María Victoria Caillava y su marido, el ex capitán de navío Carlos Pérez, dos de los siete detenidos que tiene el caso.
El resto de los sospechosos siguen siendo los mismos, aunque el abanico se amplió a partir de la revelación de los padres del chiquito sobre una interna familiar por los terrenos de la abuela Catalina, anfitriona del famoso almuerzo donde empezó todo.
Además de Caillava y Pérez, permanecen detenidos Laudelina Peña, el ex comisario Walter Maciel, Mónica Millapi, Antonio Benítez y Daniel Ramírez. Solo uno de los acusados recuperó su libertad en estos dos meses: el ex oficial Francisco Méndez, quien fue puesto en libertad por “falta de mérito”.
Ninguno de los siete se quebró y solo la tía Laudelina dio señales de que “algo sabe”, pero fue tan burda con la teoría del accidente que se terminó complicando sola. Pasó de decir con Loan había sufrido un accidente y que Caillava y Pérez la amenazaron para que no dijera nada, a que fue “comprada” por un abogado para contar esa falsa versión.
Laudelina, que tanta exposición había tenido en los medios en las primeras semanas, se convirtió en la “villana” del caso y todos, absolutamente todos, apuntaron contra ella. “Solo quiero que Laudelina deje de mentir”, suplicó José Peña, el papá de Loan.
Su mujer fue más dura: “Laudelina ya mintió varias veces, mintió diciendo que entregué a mi hijo y mintió diciendo que estaba embarazada. Ella está mintiendo, es todo mentira”, aseguró.
María Noguera no ocultó el tema de los terrenos de la abuela Catalina como móvil del caso: “Puede ser una venganza relacionada con el tema del terreno. Podemos pensar cualquier cosa, pero lo que sabemos es que a él lo llevaron”, dijo la mujer. Y agregó sobre la abuela: “Me llamó la atención que haya borrado llamadas, pero no sé bien cómo fue”.
La abuela declaró el viernes pasado y también mencionó el tema de los famosos terrenos. Entre otras cosas contó que decidió enajenarlas a nombre de un vecino porque temía que se las sacaran. ¿Quién? Laudelina y su esposo Antonio Benítez. También denunció que algunas personas intentaron presionarla para que sostenga la misma historia. Habló de un ciudadano norteamericano que llevaba un tatuaje.
A dos meses de la desaparición, todavía queda mucho camino por recorrer. Se aguarda el resultado de pericias claves que podrían darle un nuevo rumbo a la causa. Entre ellas el cotejo de la mancha de sangre encontrada en el guardabarros delantero derecho de la camioneta blanca de Caillava y Pérez.