El progenitor de Miguel estaba internado en un hospital de La Plata por una grave enfermedad. Siempre luchó junto a su mujer por hallar al estudiante de Periodismo desaparecido en 1993
Sin poder hallar jamás los restos de su hijo: así murió en las últimas horas Néstor Bru, el padre de Miguel, el joven estudiante de periodismo que fue torturado hasta su muerte por policías en una comisaría de La Plata en 1993 y cuyo cuerpo nunca apareció a pesar de los múltiples rastrillajes que se hicieron.
A causa de una grave enfermedad, el hombre pasó los últimos meses en el hospital San Juan de Dios de la capital provincial, donde encontró la muerte. “Te vamos a extrañar siempre Néstor, no vamos a bajar los brazos y seguiremos la lucha con tu familia para encontrar a Miguel. Buen viaje Néstor, amigo querido”, posteó la Asociación Miguel Bru, creada a partir de la búsqueda del estudiante que tenía 23 años cuando fue asesinado y que brinda asesoramiento a víctimas de violencia institucional y que también dicta talleres de oficios para jóvenes.
Por su parte, la Dirección Provincial de Registro de Personas Desaparecidas expresó en su cuenta oficial de Twitter sus condolencias para Rosa y sus hijos, y destacó que “Néstor falleció sin despedirse de su hijo Miguel, asesinado por efectivos de la Policía Bonaerense en 1993, y cuyos restos permanecen desaparecidos”.
Néstor siempre reclamó por justicia y por encontrar el cuerpo de su hijo junto a su mujer y madre de Miguel, Rosa Schonfeld.
El principio del final de Miguel Bru fue cuando fue víctima en su casa de La Plata de un allanamiento ilegal y denunció a efectivos de la comisaría Novena, ubicada en el centro de la ciudad. A partir de ese momento comenzó a ser amenazado y hostigado para que retirara esa acusación, hasta que finalmente desapareció.
Gracias al juicio oral y público que se le siguió a los sospechosos, la Justicia pudo acreditar que fue secuestrado cerca de la localidad de Bavio, el 17 de agosto de 1993, mientras que las declaraciones de varios detenidos y las pericias en el libro de guardia permitieron comprobar que fue ingresado en esa seccional entre las 19 y las 20, donde fue visto por última vez mientras era torturado.
En 1999 fueron condenados a prisión perpetua al exsubcomisario Walter Abrigo, quien murió en la cárcel; y el sargento Justo López, por el homicidio y desaparición; mientras que por encubrimiento fueron sentenciados el excomisario Domingo Ojeda y el exoficial Ramón Ceressetto.
Pese a la cantidad de rastrillajes en diferentes lugares para dar con los restos de Miguel, los mismos nunca fueron hallados y Rosa Schonfeld dio que la única esperanza de encontrarlos es que Justo López diga dónde están, algo que hasta el momento no ocurrió pese al tiempo transcurrido. “Tiene la libertad ofrecida, yo no tengo inconveniente en que quede en libertad si me dice dónde está Miguel”, admitió la mujer, y agregó que “eso él lo sabe pero no dice nada”.
El Gobierno bonaerense, por su parte, ofrece una recompensa de hasta $1.500.000 a quien aporte un dato que permita encontrar su cuerpo, pero esto tampoco dio resultados.
