Así lo describieron sus amigos a Alejandro Maldonado, el hombre de 42 años que se atrincheró en una casa de Caseros durante más de diez horas.

Dos amigos de Alejandro Darío Maldonado, el hombre de 42 años que estuvo más de diez horas atrincherado en su casa de la localidad bonaerense de Caseros, mató a un amigo que tenía de rehén y terminó muerto a balazos por la policía, contaron que se trataba de un hombre con cierto perfil violento, que le gustaban las armas y que tenía problemas de adicción a la cocaína.

“No estaba loco, pero tenía sus problemas de adicción, consumía cocaína”, dijo Andrés, quien junto a Javier, otro amigo del barrio, dieron algunos detalles del perfil y la vida del agresor que terminó muerto.

“Era una persona violenta, sabíamos que tenía armas pero nunca tuvo un problema en la calle”, aclararon.

Ambos explicaron que Maldonado estaba en pareja con una mujer llamada Paula, que es empleada judicial en la Fiscalía General de San Martín, con quien tenía una hija en común de unos 5 años.

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A su vez, contaron que el secuestrador también tenía una hija adolescente de 15 años con una pareja anterior, con la que tenía una prohibición de acercamiento perimetral.

Amigos de toda la vida

Los dos allegados confirmaron que Maldonado (42) y José Cáceres (47), el amigo rehén asesinado, “eran amigos de toda la vida” y que solían juntarse “a jugar a las cartas”.

Según los amigos, a José lo apodaban “Jesús” porque “era flaco y tenía el pelo largo”, “vivía de un trabajo de albañilería y de changas” y estaba en pareja con una mujer llamada Ana, con quien tenía dos hijos, un varón y una chica que es la madre de un nieto de tres meses.

En tanto, Alejandro atendía el bufet del club social, deportivo y cultural Villa María Irene, ubicado en la calle Olavarría y Tejedor de Caseros, donde además hacía ollas populares.

Por su parte, el ministro de seguridad bonaerense, Sergio Berni, apuntó en el lugar del hecho que el secuestrador era un experto tirador y que según las conclusiones de una psicóloga que lo vio sufrió de un “delirio paranoico descontrolado”.