A la altura de Rosario, se registró una marca de -0,43 metros, cuando lo habitual es de 3,5 metros.

El río Paraná volvió a bajar hoy en el puerto de la ciudad de Santa Fe. En este caso fueron siete centímetros y quedó 22 centímetros por debajo del cero en la referencia utilizada para medir su altura, según informó Prefectura Naval Argentina.

El río midió -0,22 metros en la escala ubicada en la ciudad de Santa Fe, su menor altura de los últimos 77 años. En Rosario la situación es muy parecida y la última medición hecha por Prefectura marcó -0,43 centímetros en el hidrómetro del puerto local, el menor nivel registrado desde 1969, hace 53 años

Paraná

Lo cierto es que desde el 1º de enero pasado el caudal de agua del Paraná perdió 58 centímetros, porque en el día que dio inicio al año su nivel estaba en 36 centímetros. Además, las perspectivas no son alentadoras, pues en su último informe, el Instituto Nacional del Agua (INA) indicó que “prevalece una condición general de disminución de los caudales entrantes al tramo argentino del río Paraná” y adelantó que “los niveles fluviales continuarán en la franja de aguas bajas”. El INA añadió en ese trabajo que “la tendencia climática al 31 de marzo de 2022 es desfavorable”.

La bajante del Paraná y la del río Salado, sumado a la falta de lluvias, viene repercutiendo en el sistema de lagunas de la región, donde se secaron las lagunas: Juan de Garay (en la ciudad de Santo Tomé), la de la localidad de Laguna Paiva y la Añapiré, situada en la localidad de Campo Andino. En cuanto a la laguna Setúbal, situada en la ciudad de Santa Fe, el bajo nivel del agua compromete la subsistencia de peces y tortugas, por lo que grupos de personas cavaron canales para que esos animales puedan llegar al canal principal.

Paraná

En un año normal, el Paraná debería tener en Rosario una altura de 3,50 metros en esta época. Estas mediciones vuelven a reflotar el peor escenario: que esta bajante se empareje con la de 1944, la más severa desde que hay registros. Según los expertos, la falta de lluvias en la cuenca alta del río, en Brasil, explica este fenómeno que transita su tercer año de duración, porque el Paraná comenzó a perder caudal en agosto de 2019. La bajante histórica ocurre en medio de una ola de calor intensa que golpea a casi todo el país.

También con esta problemática del calor y la falta de lluvias se tensiona al máximo la infraestructura de captación de agua dulce para potabilizar. A pesar de la sincronía temporal, para Carlos Ramonell, geólogo e investigador de la Universidad Nacional del Litoral, ambos eventos no tienen relación directa: “No hay elementos científicos ciertos para vincular este extremo de bajante con la ola de calor que estamos experimentando”, dijo.

Paraná

Juan Borus, subgerente de Sistemas de Información y Alerta Hidrológico del Instituto Nacional del Agua (INA), por el contrario señaló que la profundización de la bajante del Paraná de las últimas semanas es el resultado de la persistente ausencia de lluvias sobre la región central de la cuenca del Plata “que es la que tiene respuesta más rápida”. “Por otro lado, el aporte en ruta al río Paraná desde la cuenca en neto territorio argentino es decididamente nulo”, dijo el experto.

Para Ramonell, es probable que en los próximos días se superen las marcas mínimas de todo el registro histórico: “En los puertos de Santa Fe y Paraná, que toman registros desde 1904 en forma continuada, los niveles estuvieron por debajo de los de hoy solo en dos oportunidades si consideramos los meses de enero: en 1911 y en 1945″. El especialista agregó que con las perspectivas que hay para el corto plazo, estas mediciones “pueden ser superadas llegando a niveles bajos nunca registrados en enero”.

En relación a lo que puede pasar en un horizonte cercano, Borus señaló que las lluvias esperadas para las próximas dos semanas estarían ubicadas sobre la cuenca del río Iguazú y la del río Paraná próxima a Itaipú, pero que en todos los casos los montos serían muy acotados. “No cambiaría nada a corto plazo”, analizó. Otra problemática son los barcos, el río es el canal de salida de las exportaciones agropecuarias de la Argentina y, cuando su nivel está muy bajo como ahora, los buques no pueden completar las cargas por falta de calado.

Según explicó Guillermo Wade, gerente de la Cámara de Actividades Portuarias, en promedio se está cargando un 30% menos de lo habitual para esta época del año. “Los Handymax [un tipo de buque granelero] están cargando unas 13.000 toneladas menos de lo habitual, mientras que los Panamax, unas 16.000 toneladas menos, por falta de calado. Esto genera que los barcos se vayan a completar sus cargas en otros puertos como Necochea, Quequén o Bahía Blanca, o directamente en el sur de Brasil”.

La navegación deportiva también se vio afectada por la bajante
La navegación deportiva también se vio afectada por la bajante Marcelo Manera

La navegación deportiva también se ve severamente afectada y son muchas las guarderías y clubes náuticos de la ribera rosarina que volvieron a bajar las persianas, al menos por unos días. Por su parte Guillermo Lanfranco, de Aguas Santafesinas, recordó que la bajante extrema y la ola de calor estresan al máximo la provisión de agua potable: “Se está captando el agua necesaria, pero esto es día a día, no es fácil de prever”. Y agregó que a la bajante extraordinaria se suman las altas temperaturas que generan una mayor demanda del servicio y las bajas en los planteles técnicos por Covid o por aislamiento.