Claudio Tinari, el empresario gastronómico, esta cada vez más complicado en la medida en que sus empleados van declarando

Las cosas no se ven bien para Claudio Alberto Tinari, el empresario gastronómico que controlaba la concesión del restaurant del balneario Botavara en Pinamar, hoy investigado en dos expedientes en la Justicia. Uno, a cargo del fiscal Juan Pablo Calderón, por el delito abuso sexual con acceso carnal.

Claudio Tinari está más complicado con el relato de otra empleada recibido esta mañana. Robustece la acusación en su contra el hecho de que la Justicia ratificó que aceptó su culpa en una causa por orinar frente a chicos y golpear la camioneta de una mujer que la increpó.

Tinari

Una de sus empleadas lo denunció por violarla en el hotel donde hospedaba a todo su staff en la calle Del Cangrejo, una escena denigrante donde Tinari, según el testimonio de la víctima, la forzó a callarse la boca y luego tuvo el descaro de preguntarle si su abuso “le gustó”.

La mujer que denunció a Tinari por violación contó que el empresario se obsesionó con ella, que la tomó como una posesión personal, sobre todo después del día que le tocó la cola. “Se obsesionó conmigo, decía que nadie se acercara a mí, les decía eso a los demás empleados en mi presencia, como que yo era de él y yo estaba prohibida para todos”, relató.

El otro expediente, en manos del fiscal Walter Mercuri, especializado en trata de personas. Tinari tenía a todos su staff de chicos y chicas en negro, muchos vivían en una casa que alquilaba en la calle Llao Llao. Allí, los mantenía encerrados, sin permitirles salir, en un clima denigrante de gritos e insultos. Uno de ellos lo grabó en secreto, registró diversas escenas de furia que fueron entregadas al fiscal Calderón.

Sobre la posible trata sexual, diversos testimonios de su staff de empleados aseguraron que le ofrecía a las mujeres una suma de dinero por tener sexo con amigos suyos, entre besos forzados y encierros en baños, presuntas escenas de acoso sexual constante. “Si nos gustaba alguien y teníamos sexo, él nos iba a dar cien dólares” dijo esta mañana en su declaración.

La testigo comenzó su relato con una escena de playa: “Claudio estaba dentro de la carpa sentado en una silla. Le dijo a los carperos que nos traiga unas reposeras y nos dijo que nos sentemos. Ahí, él nos dijo: ‘Les hago una pregunta pero que muera acá, no le digan a nadie”.

Así, les preguntó a su plantel “si queríamos ir a una fiesta en Cariló en la que él iba a ser nuestro manager y que si nos gustaba alguien y lo cogíamos él nos daría cien dólares por cada persona con la que estuviéramos. Y si no nos gustaba, que no nos hagamos problema, que solo tendríamos que cogernos a tipos de alrededor de 40 más o menos, pero solo si queríamos, que él no nos iba a obligar”.

La oferta fue comentada entre las mujeres del personal, alarmadas. Tinari luego se enteró e intimidó a la testigo con una de sus amenazas constantes: “Si seguía hablando, me iba a despedir”. Tiempo después, Tinari cambió su humor, con la testigo a solas, en otra escena de humillación. “¿Qué cosas estarías dispuesta a hacer para ganar más plata?”, fue la pregunta.

Tinari

“Yo le encantaba”, aseguró la joven: “La propuesta estaba abierta… siempre que lo llame me iba a pagar”. Hoy declara la pareja de Tinari, con quien conformó una sociedad radicada en Pinamar.

Se certificó la existencia de al menos una condena en su contra: el empresario firmó un juicio abreviado en el Juzgado de Garantías N°3 de La Matanza en 2020, una pena de ocho meses en suspenso, en donde admitió su culpa por orinar frente a chicos en el sector de piletas de un colegio de Villa Luzuriaga, un incidente ocurrido el 1° de febrero de 2020.

Al ser increpado por una mujer, le golpeó con el puño la ventanilla de la camioneta Peugeot Boxer que conducía. Tinari hoy se encuentra detenido en la Comisaría 5° del Partido de la Costa, el lugar que la jurisdicción reserva para encerrar a presuntos delincuentes sexuales.