Se trata de Thomas Domínguez, imputado por la violación, y quien insiste en su inocencia.

Thomas Fabián Domínguez es uno de los seis detenidos por la violación grupal en Palermo. Ante la Justicia prefirió no responder preguntas, pero ahora rompió el silencio y escribió una carta en la que insiste en su inocencia, pero no ofreció disculpas a la víctima.

La carta fue enviada a Infobae y entre sus respuestas hubo descalificaciones y hasta acusaciones contra la víctima.

Domínguez, y los otros cinco procesados, están imputados por el delito de “abuso sexual con acceso carnal agravado por la participación de dos o más personas” y procesados con prisión preventiva y a la espera de ser trasladados desde las comisarías donde están alojados a distintos penales federales.

Para el fiscal Eduardo Rosende y para el juez Marcos Fernández, aquel feriado del 28 de febrero los seis acusados “idearon un plan” que tenía como objetivo alejar a la víctima del amigo con el que estaba, para luego llevarla hasta el Volkswagen Gol blanco de uno de ellos para luego abusarla sexualmente.

Los investigadores ubican a Domínguez y a otro de los imputados en la vereda, es decir, fuera del auto, aunque los consideran parte fundamental del plan.

En la carta, el detenido no dijo nada sobre su actitud ni responsabilidad sobre el abuso sexual y el evidente mal estado de la joven.

“Mi enfoque estaba en conseguir un cigarrillo y no en prestar atención a si estaban teniendo relaciones sexuales o no…”, escribió el joven, que no profundizó en lo qué sucedió en el interior del auto. Sólo se limitó a decir que estuvo todo el tiempo afuera, cosa que la Justicia tiene por probado, y que cuando se asomó para “pedir un cigarrillo” no vio nada.

Donde sí dio algún detalle más fue en lo qué pasó después, cuando los vecinos de la zona se acercaron y se trenzaron a los golpes con los imputados que violaban a la joven: “Se desató una guerra sin control en la que intenté defenderme como pude, donde corría peligro mi integridad física. Me alejé corriendo en dirección opuesta a donde se había desatado el disturbio”.

-¿Es consciente de la gravedad de la imputación que pesa sobre usted y el resto de los acusados?, le preguntó Infobae: –Sé lo que hice, y qué no. Soy inocente y tengo fe en Dios y en que la Justicia será justa. Entonces, no tengo que temer por esto… Por otra parte, poco miedo me genera que vean mi rostro, es cuestión de tiempo que las cosas se aclaren.

En la carta, el joven también contó cómo pasa el tiempo en la celda: “Me la paso leyendo, escribiendo, componiendo y reflexionando sobre muchas cosas. En especial, sobre mi alma. Trabajo en ella y en las prisiones mentales que ya habitaba estando en libertad. Haciendo alquimia con mi corazón, alma y mente “porque somos lo que hacemos con lo que tenemos y, al mismo tiempo, hacemos lo que podemos con lo que tenemos”. Basándome en esto, trabajo día y noche en hacer lo mejor conmigo, porque todo empieza por uno. Y así, cuando sea libre, podré serlo completamente y dar todo de mi”.

Y continuó: “También hago ejercicio y trato de comer bien. Por suerte, tengo el apoyo de mi gente y puedo sobrellevar mejor todo esto. Comparto libros con los demás reclusos, cada tanto charlas, y trato de empezar a obrar desde acá, como Dios nos enseña. Primero en mí, para no ser hipócrita al dar a los demás. Me cuesta, pero prefiero esto a pasarme todo el día enojado por la situación en la que me encuentro y lo injusto que es, y demás cosas negativas. Hoy sólo miro para adelante, paso a paso, y con fe”.

Antes de terminar la carta, una de las preguntas que respondió Dominguez fue qué le diría a la víctima y en su respuesta le habló directamente a ella: “Sé que es difícil… Nos conocimos esa noche y sé que sos, por lo poco que hablamos, una buena persona. No te dejes llevar por nada ni nadie. Vos sabés el trato que tuvimos vos y yo, y que no me sobrepasé con vos en ningún momento… En cuanto a lo qué pasó en el auto, que te ocupes de vos y de preservar tu integridad y, con la verdad, hacer responsable a quién lo es”.

Y siguió: “Más allá de los hechos, te deseo lo mejor a vos y tu familia porque me imagino lo duro que es, porque también vivo este proceso con mi familia sufriendo, y yo sin poder ir a ningún lado ni seguir con lo que era mi vida… Si alguien debe pagar, sabés que no soy yo. Dios siempre se encarga de ser justo… Sé que está en vos, por eso no pierdas la honestidad ni la fuerza para seguir adelante”.