Las automotrices en busca de hacer vehículos más ecológicos sumados al calentamiento global formaron un menú irresistible para los roedores.

Desde hace algún tiempo se está trabajando mucho en intentar hacer productos biodegradables es busca de mejorar la ecología. También sabemos que el calentamiento global va en aumento año tras año. Estos dos factores pareciera que formaron un menú más que especial para las ratas. Al parecer ellas se deleitan con algunos elementos que hoy tienen los autos, los cuáles están producidos con productos comestibles.

Atrás quedó la chapa, el metal, el vidrio o el plástico, que en su momento, fueron pilares para la fabricación de nuevos autos. Hoy la idea de las automotrices es cumplir con las exigencias que hay de seguridad y anti contaminación. Pero pareciera que esa disposición fue contraproducente en algunas situaciones y llamó a las ratas para su deleite.

Hoy en día varios materiales para la fabricación de los autos nuevos están hechos a base de soja, azúcares, aceites vegetales, entre otras cosas, como por ejemplo sustancias aromáticas como la vainilla. Algo que sería “una mezcla heterogénea de golosinas” para muchos animales, según lo definió la Asociación Americana del Automóvil. El cableado a base de soja es la principal atracción para los roedores.

Algunas aves, como los buitres, conejos y comadrejas son otros animales que se ven atraídos por los materiales biodegradables que hoy usan las automotrices para fabricar sus nuevos vehículos. Pero con las ratas es aún mayor el problema, ya que el fuerte cambio climático hace que se pueda reproducir con mayor facilidad en las grandes ciudades. Según un estudio, la población de estos roedores creció en un 15 o 20 por ciento en los últimos diez años.

No sólo el calor atrae a las ratas sino que también los fríos. El capot es un habitad ideal para estos roedores por la calidez y el refugio que significan para ellas. Pero también para entretenerse por los cables y las mangueras, dos cosas que ayudan a poder mantener sus dientes limpios. Por distintos episodios que se fueron sucediendo de estas características, los usuarios pidieron que las empresas también abarquen estos daños en sus garantías.

Las automotrices se defendieron expresando que las garantías no cubren los daños por deterioro debido a las “condiciones ambientales”. Estos dos puntos de vista llegaron a la justicia. En uno de los casos, Toyota se defendió diciendo que “los  mastican cosas, con o sin sabor a soja”. Los resultados siempre dieron como resultados que los jueces se pongan del lado de las empresas.

Ni lerdos, ni perezosos, varios productores salieron al mercado con distintos productos para contrarrestar esta situación. Por ejemplo un sistema de baldosas electrificadas que se colocan debajo del auto, llamada RatMat. Otras ofertas son un elemento que transmite ondas ultrasónicas que van por debajo del capot y un aceite de menta, algo que espanta a los roedores.

La “cinta de roedores” para envolver los cables y que posee pimiento picante es uno de los productos que ofrece Honda. Claramente demostrando que este problema existe y que las automotrices tiene que hacerse cargo a partir de los productos que usa, verdaderos manjares para las ratas.