El mundo de las fiestas clandestinas: cómo ocurren y se arman.

Ya se detectaron más de tres mil fiestas clandestinas en todo el país desde que comenzó la cuarentena. El dato surge de un relevamiento de la Industria del Entretenimiento Argentino (IDEAR). Las fiestas para jóvenes se convirtieron hoy en uno de los principales focos de preocupación del Gobierno Nacional y de buena parte de los gobiernos provinciales.

Fiestas Clandestinas

Es que en los últimos 8 meses se realizaron más de 3000 fiestas y eventos clandestinos, fundamentalmente en la Capital Federal, Provincia de Buenos Aires, Mendoza, Córdoba y Rosario, expresaron en un comunicado desde Idear.

Se convocan por Whatsapp o por mensajes privados de Instagram. Se alquilan parlantes y se compran bolsones de hielo para las bebidas. A veces, incluso, cuando la fiesta es de mayor dimensión, se realiza en un terreno baldío o en un quintas remotas.

Todo parece funcionar como si el Covid-19 y las restricciones impuestas por el distanciamiento social, preventivo y obligatorio no existieran, con la diferencia de que el precio de las entradas a las fiestas es más elevado. Porque contempla, entre otras cuestiones, la posible multa policial por incumplimiento de las normas sanitarias.

La variantes van desde los más caseros en SUM, quinchos o terrazas de un domicilio, que pueden albergar entre 20 y 50 personas, hasta eventos más organizados donde alguien alquila un lugar, convoca, contrata un DJ y vende entradas y bebidas. Este tipo de fiestas puede juntar hasta 500 personas, como fue el caso conocido en la ciudad de Mercedes.

Fiestas Clandestinas

Desde Idear explican queuna nueva modalidad se está dando como juntadas espontáneas donde un grupo se convoca en un lugar público y cada uno lleva su bebida y la música sale de un auto preparado con parlantes. El evento se va corriendo de boca en boca y se va juntando más gente”.

“Intentamos no compartir el vaso, no ir al baño, tener los cuidados mínimos. Pero nadie lleva barbijo y la mayoría saluda con beso’‘, detalla Micaela, de 26 años a La Nación. Hace dos semanas, la joven asistió a una fiesta en la casa de un conocido, en Beccar, con aproximadamente 200 personas.

Para muchos jóvenes del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y también ocurre esto en provincia, la vida nocturna volvió a la normalidad, al menos de manera parcial, hace ya varios meses. Con los boliches cerrados, las fiestas privadas y clandestinas absorbieron una parte importante de su demanda original.

Fiestas Clandestinas

Comenzaron a convocarse en septiembre y cada vez son más frecuentes. El hartazgo general y la pérdida del miedo a contraer el virus fueron factores decisivos para el regreso a las salidas de este tipo, explican adolescentes que suelen concurrir.

Cada fin de semana, el Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires recibe alrededor de 250 denuncias de fiestas clandestinas, pero muchas transcurren sin sobresaltos. “Casi todas terminan bien. Una vez vi una patrulla en la puerta, pero no hizo nada”, comenta Belén, de 20 años, que pagó mil pesos el sábado pasado para participar de una de las tantas que se promocionan.

Las que son multitudinarias y pagas suelen realizarse en zonas poco transitadas de Castelar, Moreno, Luján, Escobar y Pilar, entre otros lugares. Se alquilan terrenos o casas quinta y se convoca, en general, a más de 400 personas.

Las fiestas clandestinas avanzan sin control
Foto: La Nación

Al inicio, el principal modo de publicidad era a través de flyers que se posteaban en redes sociales, ahora la difusión es más discreta: se hace por medio de WhatsApp o de mensajes privados de Instagram.

Ante el desborde generalizado, Axel Kicillof diseñó un protocolo para autorizar las fiestas al aire libre de hasta 200 personas con la aplicación de las medidas sanitarias. La intención es que se lleven a cabo en predios habilitados y que, salvo en los momentos en que los asistentes estén consumiendo comidas o bebidas, todos utilicen tapabocas. El horario de apertura y cierre será competencia de cada distrito.

En La Plata, por ejemplo, la municipalidad dispuso multas de un millón de pesos a quienes organicen reuniones masivas en viviendas, edificios o barrios cerrados durante la etapa de distanciamiento social. Si las fiestas clandestinas tienen lugar en bares o quintas, la cifra asciende a $2.132.000.

En las últimas horas, el intendente de Zárate promulgó una ordenanza que establece multas de entre $1.109.250 hasta $6.655.500 para quienes realicen u organicen este tipo de fiestas clandestinas o reuniones ilegales. Durante los operativos se procede al secuestro de autos de los concurrentes y a la imputación de los involucrados.

Fiestas Clandestinas

Fuentes del partido de Tigre afirman que su departamento de redes sociales suele encontrar información en internet sobre fiestas clandestinas que se van a realizar o que tuvieron lugar en el municipio y dan aviso a la policía para evitar el evento o multar a los organizadores.

En ese partido, muchas de las reuniones sociales de menor cantidad de personas, como previas y pool parties, ocurren dentro de los barrios cerrados. Los padres admiten con cierta resignación lo que ya es innegable: los jóvenes bailan hasta el amanecer y los protocolos parecen formar parte de una historia pasada, aunque los contagios no se detienen.

En la Ciudad de Buenos Aires, la mayoría de los eventos multitudinarios registrados por Agencia Gubernamental de Control (AGC) ocurrieron en bares y boliches. Días atrás, la entidad intervino un sótano de San Telmo en el que se desarrollaba una fiesta sin el menor cuidado entre los asistentes. El lugar fue clausurado y los dueños deberán pagar una multa, cuyo valor todavía no fue determinado por la fiscalía.