Le ganó 3 a 0 el partido de ida a Liga Deportiva Universitaria en Quito por los cuartos de final de la Copa Libertadores.

Previamente al partido, para los que dicen saber, Boca había hecho todo mal. Cuando todos tratan de esperar en el llano de Guayaquil y subir a la altura de Quito sobre la hora del partido, el equipo de Alfaro llegó dos días antes, sin tiempo para adaptarse ni con la inmediatez que le impidiera sufrir los efectos de la altura. Como si fuera un partido en el llano. Sin embargo el técnico explicó que habían estudiado a fondo la influencia de la altura de Quito y sabían como contrarrestarla. O creían saber, porque esto no es una ciencia exacta. Si las cosas salían mal, sin dudas a Alfaro lo habrían despedazado por haber tomado la decisión que tomó.

Pero las cosas salieron bien. Es más, muy pero muy bien. No solo porque se ganó, sino porque se hizo con autoridad, firmeza y jerarquía. Si alguien intenta minimizar la victoria, insinuando que el rival era muy débil, hay que recordarle que este equipo de Liga llevaba nueve partidos sin perder en su estadio, ganándole a Peñarol, Flamengo y Olimpia entre otros. Un rival serio, que se hace fuerte de local con la altura de Quito como aliada.

Pero Boca lo resolvió con gran inteligencia y un equipo muy solidario. La primera victoria de Alfaro fue sin duda su planteo. Recuperar la pelota en mitad de cancha cortando los pases entre líneas del equipo ecuatoriano, con Marcone como libre delante de la línea de cuatro. Anulando el avance contrario por las bandas poniendo ahí hasta tres hombres y cerrando ese camino. Y cuando se hacían de la pelota, la usaron con muchísimo criterio, encontrando siempre mal parado al rival, en especial a sus marcadores centrales que jugaron un partido espantoso y que jamás pudieron resolver el problema de Wanchope Ábila, el unico delantero que puso Boca.

A los 11´abrió el marcador el centrodelantero tras recibir una excelente habilitación de Mac Allister aprovechando que los centrales de Liga de Quito estaban en línea. Ese resultado obligó al local a atacar. Tenía la posesión, pero no inquietaba. Y cada réplica era peligrosa. Ábila se pierde el segundo en una jugada similar a la del gol que se va rozando el palo derecho de Gabbarini. Nada le salía bien a la Liga y, para colmo de males, cuando se jugaban dos minutos agregados al primer tiempo, Jefferson Orejuela se fue expulsado por una plancha descalificadora a Bebelo Reynoso (había ingresado a los 21´ por Zárate, lesionado).

No habían pasado dos minutos de iniciado el segundo tiempo cuando Bebelo pone el 2 a 0 con un tiro libre magistralmente ejecutado que dejó parado al arquero. Dos goles de diferencia, un hombre de más, una defensa muy sólida y un Ábila que no se cansaba de correr y complicar al rival. Y en una de esas corridas, a los 80´, apuró a Caicedo, le robó la pelota y encaró a Gabbarini, que rechazó su remate con tan mala fortuna que rebota en Caicedo y se mete en el arco. 3 a 0 y cortina final para el partido de ida por cuartos de final de esta Copa Libertadores.

Quedan los 90 minutos de la vuelta en la Bombonera. Pero Boca sin dudas tiene encaminada la serie. Debería ocurrir una catástrofe para que no pase a las semifinales del torneo continental. Queda el sabor amargo de la lesión de Zárate, que puede ser algo serio y dejarlo fuera varios partidos. Pero Boca tuvo altura en Quito. Y se trajo un resultado extraordinario.