1994: Diego escurre la camiseta ante 30 puntos de rating, mira a camara y dice: “Esto es para que todos los argentinos vean cómo me estoy preparando. Este es el sudor mío, de mi mujer y de mis hijas”.

Maradona le habla al pueblo argentino pero le contesta a Neustadt, que desde su programa Tiempo Nuevo disparó:  “Es un ser enfermo en el ocaso, que nunca fue humilde y ahora tampoco es el mejor” 

Con la mano izquierda uno le ganó a los ingleses y el otro desarmó un teléfono para hablar a favor de las privatizaciones.

A veces, la memoria desempata a favor de los himnos.

– Se van todos a la mierda. No le rompan las bolas a mis hijas. No quiero a nadie gritando.
– Pero Diego, hay 4 periodistas heridos.
– Y los voy a seguir lastimando.

Maradona dispara un rifle de aire comprimido contra 4 reporteros en su quinta de Moreno en vivo y en directo mientras Mauro Viale se agarra la cabeza al lado del Facha Martel, que había ido a visitarlo para decir que “estaba limpio”. Diego habia dejado la concentración de la selección para ver un partido de basquet y apareció armado a 400 kilometros. Sus compañeros se enteraron por TV.  

Diego sobreactuado.
Diego sucio.
Diego pecador.
La suma de todos los Diegos da un pueblo urgente.


El gordo Soriano se apuró a escribir en una contratapa de Página 12: “Maradona es el gran relato de este país. Un gran relato que todavía no terminó. Nosotros estamos viéndolo ahora en la inmediatez. Porque lo que le pasa al sujeto de nuestro amor no puede sernos ajeno. Por eso no cuenten conmigo para crucificar a Diego”.

Enero del 2000.

Placa Negra. Solo números.
16:40
Matar lo que no se puede matar.
16:41
El pueblo espera en silencio que alguien le diga que no es cierto
16.42.
No hay nada más arriba que esos números.
16.43

Un reloj de números blancos con fondo oscuro y sin música se extendió durante 3 minutos. La primicia que el periodista Javier Diaz dio sobre la sobredosis de Diego Maradona en Uruguay era un precipicio imposible de atajar. Coppola juro que era hipertensión, los medicos lo negaron, la familia lo desmintío, los allegados acusaron de falso testimonio. Nunca había sido tan terrible tener razón.  La filosofía pudo matar a Dios. El periodismo no.

La sobredosis era cierta. El infarto era cierto. El vacío era cierto. Vacío de Dios. Y de repente, el hombre sin tiempo se quedaba sin tiempo. Alguien pintó una tela apresurada una tela que decía DIEGO VIVE y la colgó en la reja que separa la Plaza de Mayo de la Casa de Gobierno. Dije alguien pero quise decir todos.

Noviembre del 2020:
Diego abismo.
Diego fragil.
Diego mal.
Diego hizo de su cuerpo lo que el país hizo con nosotros.
Lo que decimos de Maradona es lo que no podemos decir de Argentina.