14/05/2025 - Edición Nº827

Internacionales

Habemus papam

De Chicago al Trono de Pedro: Robert Prevost y el nacimiento de León XIV

08/05/2025 | El cónclave del 8 de mayo concluyó con la elección de Robert Francis Prevost, un agustino con experiencia pastoral en América Latina, como nuevo pontífice.



Con la fumata blanca este 8 de mayo de 2025, el mundo recibió al Papa número 267 de la historia de la Iglesia Católica. El elegido fue el cardenal estadounidense Robert Francis Prevost, de 69 años, quien ha adoptado el nombre de León XIV. Se trata de una elección histórica, no solo por ser el primer Papa nacido en Estados Unidos, sino también por su trayectoria poco convencional, marcada por su labor en Perú y su firme mano al frente del Dicasterio para los Obispos.

Prevost nació en Chicago el 14 de septiembre de 1955. Ingresó a la Orden de San Agustín en 1977, donde dio sus votos solemnes en 1981. Fue ordenado sacerdote el 19 de junio de 1982, tras completar sus estudios teológicos en la Unión Teológica Católica de Chicago y su licenciatura en derecho canónico en la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino, en Roma. En 1987 obtuvo el doctorado con una tesis sobre el papel del prior local en la Orden Agustiniana.

Entre 1985 y 1998, se desempeñó en Perú como misionero en Chulucanas y luego en Trujillo, donde dirigió la formación de aspirantes agustinos y fue vicario judicial. Además, fue profesor de derecho canónico, patrística y teología moral en el seminario mayor. Esta etapa cimentó su compromiso con la Iglesia latinoamericana y su visión profundamente pastoral.

Tras ocupar cargos de liderazgo en su provincia agustiniana en Chicago, fue elegido prior general de la Orden de San Agustín en 2001 y reelegido en 2007, liderando la comunidad agustiniana mundial. En 2014, el Papa Francisco lo nombró administrador apostólico de Chiclayo, Perú, y en 2015 fue ordenado obispo de esa misma diócesis. También fue administrador apostólico del Callao y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Peruana.

Su ascenso en la Curia romana se consolidó en 2020, al ser nombrado miembro de la Congregación para los Obispos. En 2023, fue designado prefecto del Dicasterio de Obispos y presidente de la Comisión Pontificia para América Latina. Fue creado cardenal por Francisco en septiembre de ese mismo año. Participa en múltiples dicasterios clave, lo que evidencia su centralidad en la actual estructura vaticana.

Su elección puede interpretarse como una continuidad reformista, pero con un tono más institucional. Mientras que Francisco se apoyó en una comunicación cercana y en una reconfiguración del rol pastoral de la Iglesia, León XIV parece apuntar a una Iglesia menos polarizada, más ordenada, pero igual de presente en los márgenes.

Desde el inicio, el nuevo Papa ha demostrado claridad estratégica: en sus primeras palabras desde el balcón de San Pedro apeló a la “unidad de los corazones” y a una “Iglesia confiada, que escucha y que guía con firmeza”. Estas frases, lejos de la retórica puramente espiritual, aluden también a los desafíos administrativos y eclesiales que enfrentará: tensiones en la Curia, crisis de vocaciones, y un catolicismo que pierde peso en Occidente pero crece en África y Asia.

Su perfil ofrece una triple ventaja en esta coyuntura:

  1. Experiencia global, arraigo local: conoce la maquinaria vaticana pero no es parte de los círculos cerrados italianos. Tiene visión global, pero no ha perdido el contacto con lo territorial.

  2. Equilibrio entre doctrina y reforma: representa una línea firme en temas doctrinales, pero con apertura pastoral. No se espera una postura conservadora, sino un ordenamiento de la reforma.

  3. Autoridad misionera: su paso por Perú y su trabajo en formación de clero lo posicionan como un Papa que entiende el mundo desde el sur global.

En momentos de tensiones geopolíticas, desafíos éticos y reacomodamientos religiosos, la figura de León XIV puede convertirse en una bisagra: alguien capaz de preservar la identidad doctrinal sin abandonar el dinamismo evangelizador que Francisco impulsó.

Este nuevo capítulo está marcado por la esperanza de una gobernanza más clara, una colegialidad más operativa, y una atención real a las periferias. Robert Prevost, ahora León XIV, parece tener la estatura espiritual, intelectual y pastoral para afrontar ese desafío.

Relacionadas
Más Noticias