
El Mundial de Clubes de la FIFA se realizará por primera vez con 32 equipos, entre ellos gigantes del fútbol mundial como Real Madrid, PSG, Chelsea, Inter Milan, Manchester City, Juventus, River Plate y Boca Juniors, pero también habrá lugar para un humilde equipo de Nueva Zelanda.
El Auckland City es uno de los clubes más chicos del torneo, compuesto por estudiantes, profesores y agentes inmobiliarios, que llegan a Cincinnati con la esperanza de sorprender a más de un hincha.
Fundado apenas hace 21 años, el equipo se convirtió desde 2006 en un participante habitual de este torneo, acumulando 13 títulos de la Liga de Campeones de Oceanía y participando en todas las ediciones desde entonces, con su mejor logro en 2014 conquistando el tercer puesto.
𝗙𝗶𝗻𝗮𝗹 𝘁𝗿𝗮𝗶𝗻𝗶𝗻𝗴 𝘀𝗲𝘀𝘀𝗶𝗼𝗻 𝗶𝗻 𝗖𝗵𝗮𝘁𝘁𝗮𝗻𝗼𝗼𝗴𝗮 𝗯𝗲𝗳𝗼𝗿𝗲 𝗼𝘂𝗿 𝗙𝗜𝗙𝗔 𝗖𝗹𝘂𝗯 𝗪𝗼𝗿𝗹𝗱 𝗖𝘂𝗽 𝗱𝗲𝗯𝘂𝘁 🏆
— 🇳🇿 Auckland City FC (@AucklandCity_FC) June 13, 2025
The Navy Blues will travel to Cincinnati tomorrow, where they’ll play their first match at TQL Stadium 🏟️#CityMeansEverything pic.twitter.com/LnfKNExGwK
El delantero Angus Kilkolly, de 29 años, representa como nadie la paradoja que vive el equipo: según Transfermarkt, su valor de mercado está estimado en unos 250.000 euros, pero su situación económica está muy lejos de los jugadores rivales a los que se enfrentará.
Trabaja en una empresa de herramientas eléctricas en Nueva Zelanda y entrena entre tres y cuatro veces por semana, cuando tiene tiempo libre. Viajar a Estados Unidos es toda una experiencia pero también un sacrificio económico: días sin sueldo y licencia sin goce de sueldo.
“Participar en este Mundial de Clubes me da la oportunidad de sentir que soy un futbolista profesional, aunque no lo sea", explicó Kilkolly a la agencia AFP. Vivirá el Mundial de Clubes como lo haría cualquier hincha: quiere aprovechar para intercambiar la camiseta con el jugador del Bayern Munich, Harry Kane.
Desde su pintoresco estadio en Kiwitea Street, con capacidad entre 200 y 2.000 espectadores, Auckland City se define como una familia donde todos se conocen en un clima muy tranquilo, lejos de la presión de la alta competencia europea o sudamericana.
El próximo lunes, contra el Bayern Múnich, el pequeño equipo neozelandés debutará en el Mundial de Clubes y busca no solo competir, sino también por qué no meter algún batacazo.