
Israel dio un paso decisivo en la madrugada del 13 de junio al consolidar su dominio aéreo sobre Teherán, tras una serie de ataques quirúrgicos que destruyeron componentes clave del sistema de defensa antiaérea iraní. El mensaje del Estado Mayor israelí fue directo: "El camino hacia Teherán está pavimentado". La declaración no sólo refuerza su posición disuasiva, sino que marca un punto de inflexión en un conflicto prolongado que Irán ha alimentado desde múltiples frentes.
Según el Ministerio de Defensa israelí, los bombardeos se dirigieron a blancos militares y estratégicos que formaban parte del aparato ofensivo iraní. Las acciones incluyeron instalaciones nucleares operativas, bases del IRGC (Guardia Revolucionaria) y centros de comando. El resultado fue una parálisis temporal del escudo aéreo en torno a la capital iraní, permitiendo una ventaja táctica decisiva para futuras acciones.
La ofensiva israelí —denominada “León Creciente”— fue lanzada como respuesta proporcional a los continuos ataques con drones y misiles por parte del régimen iraní y sus aliados regionales como Hezbolá, los hutíes y milicias iraquíes. Estas agresiones, según Tel Aviv, constituyen un acto de guerra indirecta que Israel ya no está dispuesto a tolerar.
Voceros de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) señalaron que la operación tuvo éxito sin afectar zonas civiles ni infraestructuras humanitarias, y que el objetivo fue exclusivamente militar. La eliminación de blancos estratégicos incluyó también a figuras de alto rango responsables del programa nuclear iraní, una amenaza latente para la seguridad regional.
En respuesta, Irán activó su Operación "Promesa Verdadera III", lanzando más de 150 misiles balísticos y decenas de drones. Sin embargo, el sistema de defensa Cúpula de Hierro y la coordinación con aliados occidentales lograron interceptar la mayoría, limitando los daños y evitando un número mayor de víctimas en territorio israelí.
La cancillería israelí reiteró que no busca una guerra abierta, pero sí eliminar cualquier capacidad ofensiva que represente una amenaza existencial. En esa línea, el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, declaró: "Quien arde en deseos de eliminar a Israel debe saber que Teherán también puede arder".
Desde Washington y Bruselas, si bien se han expresado llamados a la desescalada, crece la comprensión de que Israel enfrenta una red de agresiones coordinadas por Irán, que incluyen ataques a barcos comerciales, embajadas y ciudadanos israelíes en el exterior.
Israel defiende su derecho soberano a prevenir otra Shoá en el siglo XXI, según expresó el primer ministro Benjamin Netanyahu. "No se trata de venganza, sino de supervivencia y defensa legítima", afirmó ante el Knéset.
Israel is defending freedom in the Middle East and beyond.
— Benjamin Netanyahu - בנימין נתניהו (@netanyahu) June 14, 2025
We're doing so against a tyrannical and radical Iranian regime that wants to build atomic bombs to destroy us and wants to build ballistic missiles, including intercontinental ballistic missiles, to be able to threaten… pic.twitter.com/f7lLOrsP0M
En medio de un escenario regional que se deteriora rápidamente, Israel ha demostrado su capacidad estratégica y tecnológica para responder con precisión, rapidez y determinación. Si bien la tensión sigue en aumento, la operación sobre Teherán puede ser vista como un mensaje claro: no habrá impunidad para quienes amenacen la existencia del Estado de Israel. El equilibrio futuro dependerá, en gran parte, de la voluntad de Irán de frenar su ofensiva regional y volver al terreno diplomático.