
Los ataques balísticos de Irán contra territorio israelí alcanzaron un pico inédito, cuando el Comando del Frente Interior registró 370 lanzamientos simultáneos en menos de cuatro horas. La magnitud del volumen de fuego obligó a activar todos los niveles del sistema de defensa antimisiles —Arrow, David’s Sling y Cúpula de Hierro— en lo que el Gobierno calificó como la “mayor prueba de estrés nacional desde 2024”. Pese a la densidad del ataque, el 90 % de los proyectiles fue destruido en el aire, dejando en evidencia tanto la robustez como las limitaciones de la arquitectura defensiva israelí.
La Oficina de Prensa del Gobierno confirmó 24 personas fallecidas y 592 lesionadas (10 graves, 36 moderadas y 546 leves) tras los 30 impactos directos que evadieron la intercepción. Las zonas metropolitanas de Tel Aviv, Haifa y Petah Tikva concentraron el mayor número de víctimas, mientras que daños estructurales significativos se reportaron en el complejo petroquímico de Bazan y en edificios residenciales de Bat Yam. Las autoridades no descartan que las cifras aumenten a medida que avanzan las labores de búsqueda entre escombros.
Irán combinó misiles balísticos de medio alcance con enjambres de drones Shahed‑136 para saturar la defensa, una táctica vista por última vez en los ataques contra bases estadounidenses en la región. El portavoz del Ministerio de Defensa israelí precisó que la mayoría de los proyectiles fue lanzada desde emplazamientos en el oeste de Irán y desde plataformas móviles en Siria, ampliando así los ángulos de aproximación. Este doble eje de lanzamiento complicó la detección temprana y redujo los tiempos de reacción del escudo antimisiles.
En respuesta, la Fuerza Aérea israelí ejecutó ataques de contrafuerza sobre al menos cinco baterías de lanzamiento en territorio sirio y dos depósitos logísticos dentro de Irán, según fuentes de inteligencia citadas por medios locales. El objetivo, explican expertos en seguridad, fue degradar la capacidad de fuego inmediata de Teherán y disuadir nuevas oleadas, aunque el efecto real dependerá de la rapidez con que Irán pueda reconstituir su arsenal disperso.
Israel es atacado por misiles iraníes tras una cuarta noche de bombardeos en Irán
— La Razón Digital (@LaRazon_Bolivia) June 16, 2025
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El Ministerio de Educación suspendió las clases en todo el centro y norte del país, afectando a 1,3 millones de estudiantes, y recomendó a la población permanecer cerca de refugios designados. Al mismo tiempo, la economía israelí sufrió una caída intradía del 2,4 % en el índice TA‑35, reflejando la incertidumbre sobre una posible escalada. Comerciantes de Tel Aviv reportaron un descenso del 40 % en la afluencia a zonas comerciales, mientras que compañías aéreas desviaron vuelos para evitar el espacio aéreo del país.
En el plano diplomático, Estados Unidos y la Unión Europea han pedido contención, pero el Consejo de Seguridad de la ONU continúa bloqueado por el veto chino‑ruso a una resolución de condena. Aunque actores internacionales presionan por un alto el fuego, el riesgo de que el conflicto escale hacia frentes indirectos —como Hezbolá o milicias regionales— sigue siendo alto, manteniendo en vilo al sistema diplomático y a los mercados.
La capacidad de interceptar casi el 90 % de los misiles confirma la eficacia combinada de Arrow, David’s Sling y Cúpula de Hierro, pero los 30 impactos directos exponen brechas en la coordinación radar y en la saturación simultánea de múltiples ejes. Ante este panorama, los planificadores israelíes probablemente acelerarán ajustes de software y adquisición de interceptores, mientras en el plano político crece la presión interna para responder con más contundencia.
Para Teherán, el lanzamiento masivo constituye una demostración de disuasión que refuerza la narrativa doméstica de resistencia; sin embargo, la fatiga económica y el temor a represalias limitan su margen de maniobra. Aunque actores internacionales presionan por un alto el fuego, el riesgo de que el conflicto escale hacia frentes indirectos —como Hezbolá o milicias regionales— sigue siendo alto, manteniendo en vilo al sistema diplomático y a los mercados.