El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, sostuvieron una videollamada descrita como “positiva” por el ministro de Hacienda brasileño, Fernando Haddad. La conversación ocurre luego de una breve reunión durante la Asamblea General de la ONU, donde Trump destacó la “excelente química” entre ambos mandatarios.
En un contexto marcado por tensiones recientes -especialmente un arancel del 50 % impuesto por EE. UU. a varios productos brasileños- esta llamada representa un gesto de apertura diplomática. Brasil ha pedido que se levanten esos gravámenes, y la videollamada sirve como plataforma inicial para retomar negociaciones comerciales que habían quedado paralizadas.
Ambos líderes acordaron sostener encuentros presenciales próximamente, lo que indica que la videollamada es solo el primer paso hacia una agenda más amplia. Para Trump, reconectar con Brasil -la mayor economía de Latinoamérica- refuerza su liderazgo regional y su capacidad de influir en el hemisferio americano. Para Lula, el diálogo representa una oportunidad para mitigar los efectos económicos de los aranceles y buscar una salida diplomática equilibrada.
Este intercambio no solo tiene un tinte político, sino también económico: Brasil solicitó que Trump elimine el impuesto sobre sus exportaciones, y el presidente estadounidense lo describió como una conversación centrada en comercio, energía y mercado.
El mayor riesgo es que la llamada quede en gestos simbólicos sin compromisos claros. Los aranceles impuestos por Trump han sido una fuente de fricción bilateral, y para restablecer plena normalidad se requerirán acuerdos concretos que podrían tomar tiempo. Otra tensión latente es la política judicial brasileña: Trump había vinculado sus medidas arancelarias a presiones sobre el gobierno de Lula respecto al manejo de casos ligados al expresidente Jair Bolsonaro.
Sin embargo, la oportunidad es grande: una reactivación de la cooperación bilateral puede traducirse en inversión estadounidense, alivios comerciales y un refuerzo diplomático mutuo frente a influencias externas. Para Trump, es una demostración de pragmatismo; para Lula, una jugada de equilibrio político.
🚨 BREAKING | President Trump spoke via telephone with Brazil’s President Lula da Silva and noted that, in addition to discussing the economy and trade, they agreed to meet soon
— VOZ (@Voz_US) October 6, 2025
"I enjoyed the call — Our Countries will do very well together!" pic.twitter.com/EQA0XHH10l
La videollamada entre Trump y Lula marca un punto de inflexión en las relaciones bilaterales. En un escenario global polarizado, ambos líderes muestran disposición al diálogo y al entendimiento. Si las conversaciones avanzan hacia resultados concretos, Estados Unidos y Brasil podrían inaugurar una nueva etapa de cooperación estratégica que refuerce la estabilidad económica y política del continente.