Política

Un golpista de visita a Cancillería: dirigente vinculado a Pinochet sería recibido por el canciller y el presidente

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Andrés Allamand jugó un papel importante en el derrocamiento del gobierno de Salvador Allende. Actualmente es secretario general de la SEGIB.

En los próximos días el canciller argentino, Santiago Cafiero y el presidente de la Nación, Alberto Fernández, recibirían al dirigente de derecha chileno, Andrés Allamand militante a favor del golpe a Allende, ex canciller del Gobierno de Piñera y actual Secretario General de la SEGIB.

La temprana aparición en el escenario político de Allamand estuvo ligada a los grupos paramilitares del Partido Nacional, la denominada Brigada Rolando Matus.

Fue candidato a presidir la Federación de Estudiantes Secundarios en 1973, bajo el paraguas de Juan Luis Ossa, presidente de la Juventud Nacional. Participó en los ataques a las sedes de los partidos de la Unidad Popular, los atentados a líneas férreas y locales públicos, el acoso a domicilios de líderes de la Unidad Popular y apoyó las acciones de los grupos neonazis de Patria y Libertad.

Allamand jugó un papel importante como dirigente en los agitados días de Salvador Allende (1970-1973), para forjar el Movimiento de Unión Nacional (1983) y Renovación Nacional (RN) en 1987, partido que concentró gran parte de los sectores que apoyaban la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet (1973-1990) y que participaron de la campaña a favor de la continuidad del régimen a finales de los años 80.

En diversas entrevistas, ha señalado que a partir del Golpe de Estado Chile “zafó de una dictadura comunista”.

“No virar a la izquierda”

En 1974, un Allamand joven y diligente nacionalista publicó el libro “No virar a la izquierda” que recoge un conjunto de experiencias personales sobre la lucha callejera para desestabilizar el gobierno de Salvador Allende.

Entre otras curiosidades, Allamand relata en detalle cómo él y su grupo repartieron golpizas, amenazas, provocaron incendios, cortes de calles y hasta la toma de un liceo para desestabilizar al Gobierno de Salvador Allende.

En la página 67 señala con notable sinceridad lo que piensa de los militantes de izquierda: “¡Cómo los odiaba! De haber podido agarrar a uno lo habría pateado hasta no poder mover las piernas y le habría pegado hasta romperme las manos, hasta no poder levantarlas•.

Claramente señala que para que los militares se comprometieran con el golpe a Allende había que “Provocar crisis y desórdenes. Desatar el caos. No ceder. Oponerse a todo lo que la UP haga con la mayor energía (páginas 19-23). “(Los militares) actuarán cuando el caos sea total. La toma del liceo es nuestra cooperación al caos»” (página 170).

El libro concluye luego de producido el golpe. El protagonista sentencia: “¡Fin al comunismo! Será la esperada hora del nacionalismo”.

Hacia el final de la dictadura de Pinochet fue un activo defensor de una democracia que mantuviera la Constitución pinochetista y de las garantías a los golpistas y genocidas que no serían juzgados.

Este “pintoresco” dirigente de la derecha chilena, fue acusado posteriormente de consumo y tráfico de cocaína en el recinto del Congreso chileno siendo legislador, —fueron procesados tres guardias, una secretaria, un auxiliar y varios contactos externos acusados de suministrar droga en el Congreso.

La posible presencia de este personaje en la Cancillería de nuestro país y en la Casa Rosada, ofende la memoria de miles de muertos y desaparecidos por el infame Plan Cóndor que aún reclaman justicia.

Redacción News Digitales

Artículos creados conjuntamente por la redacción de News Digitales.

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