Capitanich perdió en las PASO de Chaco. Hubo un ausentismo récord y alto voto en blanco. Zdero y Nikisch se impusieron en Juntos por el Cambio.
El gobernador kirchnerista de Chaco, Jorge Capitanich, recibió en las PASO del domingo una derrota que fue electoral, pero sobre todo política. El macabro femicidio de Cecilia Strzyzowski se sintió con fuerza en las primarias. Quedó expuesto el descontento de la gente, y las ganas de terminar con el régimen que hace 16 años controla el poder de la provincia, se hicieron notar: fueron a las urnas apenas la mitad de los chaqueños y cerca del 10% votó en blanco o lo dejó anulado.
Son cifras que confirman el fracaso del mandatario en intentar despolitizar el crimen por el que están detenidos el poderoso piquetero Emerenciano Sena (58), su esposa Marcela Acuña (51), el hijo de ambos y ex pareja de la víctima, César Sena (19), y otros colaboradores del matrimonio. “Un hecho policial no puede transformarse en un hecho político”, dijo Capitanich por la mañana, pero no es cualquier hecho policial, es la desaparición primero y luego el femicidio de la esposa del hijo de su mano derecha.
En relación a las elecciones: de los siete presos, cuatro eran precandidatos y socios políticos del mandatario derrotado. Y exponían poder, estructuras y dinero que provenían de la Casa de Gobierno. Primero Capitanich se sintió ganador y dio una conferencia de prensa a la noche, donde celebró una imaginaria victoria. Nadie del gobierno nacional viajó, ni ningún otro gobernador del PJ. Ni siquiera se mereció un tuit frío de compromiso con algún saludo de ocasión.
El peronismo no suele cobijar a los caídos; por el contrario, le escapa raudo a las derrotas. Todo esto queda expresado en números. De los 305 mil votos que Capitanich obtuvo cuando fue electo en 2019, en estas PASO el “Coqui” cosechó poco más de 150 mil, el 40% del total de sufragios contados con exasperante lentitud esta madrugada. En la provincia estaban habilitados casi un millón de electores, pero concurrió a las urnas apenas el 53%.
Y de los que fueron, en torno a los 40 mil votaron en blanco o lo anularon: fueron así la tercera fuerza, invisible, pero también poderosa. Niveles de 2001. Este es el dato que espanta a propios y extraños. Juntos por el Cambio fue el triunfador, le ganó al Frente Chaqueño de Capitanich, con el 45% de los votos. Fue una apretada elección entre Leandro Zdero, impulsado por el PRO y un sector minoritario de la UCR; y Juan Carlos Polini, que era respaldado por la mayoría del radicalismo de la provincia.
Al primero lo fueron a apoyar Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta; y al segundo, Gerardo Morales. Además, Roy Nikisch ganó en la populosa Resistencia ante Aída Ayala, un verdadero batacazo. Y otra vez, como ocurrió en las últimas elecciones provinciales, el precandidato de La Libertad Avanza del libertario Javier Milei quedó muy lejos de los primeros puestos. Alfredo Rodríguez apenas cosechó poco más de 10 mil votos, en torno al 2,5% del total de sufragios, por debajo del mínimo del 3% requerido.
Milei quedó séptimo entre una decena de anotados. Tanto el voto en blanco como la performance que lograron los precandidatos de JxC explican por qué el asesinato de Cecilia, caló hondo, aunque no dejó fortalecido a ningún dirigente de la coalición opositora. Sobre este paisaje se montó Capitanich para permitirse festejar ser el candidato que, individualmente, tuvo más sufragios, en simultáneo a declararse víctima de “injurias”.
En el discurso de la noche, cuando habló de los resultados, el gobernador tuvo una peculiar lectura de los resultados: “Como viene ocurriendo históricamente -arrancó evocando anteriores victorias- he ganado todas las internas y primarias, de manera tal que ésta no ha sido la excepción. Fuimos la lista más votada”, arrancó y siguió “duplicamos el número de votos a la que efectivamente nos sigue desde el punto de vista de Juntos por el Cambio…”
“… Respecto al dato final, no podemos exactamente a ciencia cierta cuál va a ser la proyección final, si se suman los dos precandidatos de Juntos por el Cambio. Pero esa es la única cuestión a dirimir”. Capitanich se declaró anoche ganador y además dijo que era una víctima. A Cecilia no la nombró. Durante todo su discurso, no hubo una sola palabra de solidaridad ni acompañamiento a la familia de Cecilia Strzyzowski, ni siquiera pronunció su nombre.
En cambio, de manera imperativa y autoritaria dijo: “hemos sido atacados e injuriados de una manera muy doliente, pero son las cicatrices de la política, pero que también nos obliga a repensar una perspectiva de la democracia pluralista, en donde la libertad de expresión debe existir, pero no los sistemas de agresiones permanentes, porque eso no es constructivo ni para la democracia ni para la sociedad”.
Fue como volver a ese episodio insólito de Capitanich rompiendo diarios en otra conferencia de prensa, allá por febrero de 2015, cuando el país estaba sacudido por otro crimen, el del fiscal del caso AMIA, Alberto Nisman. “Todo el tiempo es mentiras y basura. Es importante que el pueblo argentino sepa quién le miente”, decía, rompiendo un matutino porteño. “Nosotros somos personas de carne y hueso, que tenemos familia, que cuando nos atacan y nos agreden, nos afectan.“
“Pero así como tenemos un corazón grande para entender y consternarnos con el dolor ajeno, también con nosotros tienen que tener cierta consternación por el daño que provoca (sic). Porque nada es gratis en la vida y nosotros sabemos muy bien cómo sufre nuestra familia con los ataques agraviantes, las injurias, las calumnias y cuando pretenden transformar la mentira en verdad”. Después de esas palabras, dichas este domingo, los militantes le ofrecieron a Capitanich un coro de ovaciones y vivas.
Un cronista de un canal de Buenos Aires se le acercó a Capitanich para preguntarle si había recibido algún llamado de algún dirigente nacional o alguien del peronismo. Primero dijo “no”, pero después se corrigió con un impreciso “siempre estamos en comunicación con el presidente”. Hablaba de Alberto Fernández.