Alberto Fernández almorzó con el presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, para reencauzar una relación bilateral que se había dañado por la influencia de Donald Trump en la OEA, el BID y el Grupo de Lima.

Alberto Fernández y Luis Lacalle Pou se reunieron y asumieron que la distancia en la relación bilateral le quitaba peso geopolítico a la Argentina, Uruguay y el Mercosur. Y decidieron acortar la distancia, con sus distintas ideologías, para beneficio de ambos países en un escenario global atravesado por la pandemia del COVID-19.

Alberto Fernández y Luis Lacalle Pou

Donald Trump y su agenda regional, la situación en Venezuela, la crisis institucional en Bolivia, el papel de la Organización de Estados Americanos (OEA) y la elección de Mauricio Claver como titular del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), terminaron por abrir una grieta diplomática entre los dos mandatarios que se conocen desde hace muchísimo tiempo.

Lacalle Pou recibió a Alberto Fernández en la estancia Anchorena ubicada en Colonia, y cocinó un asado sobresaliente e infinito acompañado de papas y batatas hechas al plomo. Lacalle Pou sirvió el asado el mismo, como buen anfitrión.

Fernández llegó en helicóptero a la Estancia Anchorena junto a su vocero Juan Pablo Biondi. Cerca de la parrilla, en un día soleado, ya estaba Alberto Iribarne, embajador argentino en Montevideo, y Francisco Bustillo, canciller del Uruguay. La reunión duró cuatro horas.

Alberto Fernández y Luis Lacalle Pou

“Fue una muy buena reunión. Pudimos hablar distendidos sobre los problemas de la región en general y de Argentina y Uruguay en particular”, expresó Fernández. “Los dos sentimos que debemos hacer mucho más profundo el vínculo y la relación de nuestros pueblos”, añadió el mandatario argentino.

Además, los presidentes acordaron trabajar en conjunto para unir a la región. “Respetando la diversidad ideológica y haciéndonos fuertes en un mundo que se globaliza. Estamos convencidos que juntos podemos aportar mucho a este objetivo”, concluyó Fernández.