Desde 1961 Balá marcó la niñez de miles de niños que imitaban sus recordadas frases, su audiencia fue mayuscula con sus personajes y lograba que los pequeños llevaran sus preciados chupetes al programa de TV, la que escribe da fé de dejar el suyo

Carlitos Balá siempre será recordado con frases como “¿Qué gusto tiene la sal?”, “Angueto, quedate quieto”, “Sumbudrule”, “Ea, ea, ea, pé, pé”, “Un kilo y dos pancitos” y “Más rápido que un bombero”. Estas y otras de las famosas frases de Carlitos Balá quedaron en la memoria y el corazón de la gente que festejaba las desopilantes ideas del cómico popular que supo explotar su talento desde su aparición en TV en 1961. Y no se detuvo más. Hasta hoy, cuando murió a sus 97 años.

Su comienzo fue en la radio, pero en la televisión encontró el éxito y allí pudo explotar su gracia y su ingenio. Con un corte de pelo tan característico con flequillo que mantuvo hasta sus últimos días. Miles de chicos lo imitaban, para espanto de directivos y maestros que preferían el pelo cortito. El problema mayor de las maestras era el “¡Sumbudrule!”, que consistía en pasarle a un compañero la mano por la cabeza como una araña, cuando estaba distraído.

Este gesto desesperaba a las maestras, hartos de escuchar en la fila: “Señorita, fulanito me hace sumbudrule”. Desde 1964 tuvo su propio ciclo en Canal 13: El soldado Balá, pero su programa más recordado fue sin dudas El Show de Carlitos Balá. Batía récords de audiencia con personajes como el Indeciso, el Mago Mersoni y el Hombre invisible. Además, de sus pegadizas frases, y también de su invención como “¿Un gestito de idea?”, “¡Mirá cómo tiemblo!” y “Observe y saque fotocopia”.

Sin dudas, la gran estrella de su programa fue el chupetómetro: un recipiente cilíndrico de dos metros de largo donde miles de chicos a diario depositaban sus chupetes a pedido de su ídolo Balá. Su campaña para que los niños dejaran el chupete tenía algo más profundo que una razón dental. El conductor les enseñaba a desprenderse, a elaborar los primeros adioses, a dejar ir y seguir. Así lo interpretaban los psicólogos.

Al respecto Carlitos dijo: “Nunca los conté, ojalá lo hubiera hecho, porque hubiera entrado en el Guinness. Dos, tres millones, qué sé yo”, recordó en una de sus tantas entrevistas, en relación a los chupetes y mamaderas que dejaron a lo largo de su vida. En aquellos tiempos, el “boca en boca” era la única manera de “viralizar” una frase. Cuando Carlitos preguntaba “¡¡¿Qué gusto tiene la sal?!!”, todos los chicos y grandes juntos respondían gritando: “¡¡¡Salaaaadaaaaa!!!”.

La idea nació en 1969, en una tarde tranquila en Mar del Plata. Un chico lo miraba atento y Balá haciendo como que no lo veía preguntó varias veces en voz alta: “¡El mar, ¿Qué gusto tendrá el mar?”. El nene permanecía silencioso y él siguió: “Ahhh, el mar tiene gusto a sal. Pero, ¿qué gusto tiene la sal?”. Y antes de salir corriendo, el niño le respondió. “¡Pero, qué gusto va a tener la sal! ¡Salada!”. Y así nació un éxito que atravesó generaciones.

(Facebook: Carlitos Balá)

Angueto, el perro invisible, surgió en una tienda en Disney. Carlitos siempre atento encontró una correa rígida y se le ocurrió el chiste del perro. “Un turista que estaba al lado se asustó y me gustó la idea porque pensé que podía ser un buen personaje. Cuando llegué a Buenos Aires, mandé a hacer una correa similar y le puse Angueto por mi hija Laura. Cuando era chica, con mi mujer le decíamos ´Anguetita´, una palabra inventada”, recordaba entre risas el querido cómico popular.

Carlitos Balá es el hombre que supo divertirnos “sanamente y en familia”. Y como el movimiento se demuestra andando, pues…”nos movemos” respondían los niños. Basta un “Sumbudrule” o “Un kilo y 2 pancitos” para un formateo, un reinicio que nos lleva a la infancia. Que tengas buen viaje Carlitos! Gracias por tanto!!!