“Crueldad sin límites“: así se llama el comunicado de UTE-Ctera que alerta acerca de la profundización del ajuste que continúa implementando el Gobierno de la Ciudad en los comedores escolares. No es la primera vez que la vianda ” de nuestros pibes y pibas” se ve disminuida en calidad y cantidad por este tipo de medidas neoliberales: la agrupación ya había alertado acerca de la quita de pan y fruta en los almuerzos y del achicamiento significativo de las raciones.
Por el aumento de precios, “todo tipo de verdura incluida en el menú podrá ser reemplaza por zanahoria. De manera que en el día de hoy, en las escuelas porteñas los chicos comieron un ‘risotto’ de arroz con zanahoria y diminutos pedacitos de pollo (foto)”, expresa la denuncia. Por otro lado, “mientras el mismo IPC-CABA reconoce que la inflación interanual en alimentos había crecido un 60 % sin contar con la devaluación de agosto, el monto destinado a cada ración en los comedores escolar permanece congelado en la misma suma de agosto de 2018”, continúa el comunicado.
Es así que, como no se puede seguir comprando lo mismo que hace un año, miles de chicos y chicas dejarán de comer marrones, lechuga, zapallito y pollo. Esta reducción es especialmente peligrosa dado el contexto de crisis alimentaria que azota sobre todo a los barrios más vulnerables de la parte sur de la ciudad.
Miles de estudiantes dependen de las viandas escolares como ingreso principal de comida: el achicamiento nutricional se traduce directamente en hambre, en el sentido más estructural de la palabra, y deserción escolar, lo que profundiza el escenario de desigualdad imperante. Como expresó una docente del barrio de La Boca a Página 12, ” un nene que se descompone y cuando le preguntan qué cenó dice ‘caldito’. Otra que cuenta que “en casa cenamos mate cocido”.