Presentó un escrito y se negó a contestar preguntas del juez y el fiscal.

Thomás Fabián Domínguez amplió su testimonio. Y no solo se declaró “inocente” sino que también apuntó contra dos de los procesados como ideólogos del plan. Con un escrito aseguró que nunca ingresó al auto donde se produjo el abuso ni supo lo que sucedía en su interior.

Domínguez (21) es el acusado identificado en la causa como el del peinado con rastas cortas y remera celeste que al momento de la violación permaneció afuera del vehículo tocando la guitarra, pero que quedó filmado en un kiosco de Plaza Serrano besando y manoseando a la víctima. Thomas dijo: “Salimos del boliche en la madrugada junto a la chica, su amigo y otras personas, y decidimos caminar por Palermo”

Violación en Palermo: uno de los acusados amplió su declaración y volvió a apuntar contra otros dos imputados

Continúa: “Haciendo primero una parada en la plaza Soler, donde conversamos un rato tomando unas cervezas”, inició narrando el imputado en su declaración a la que pudo acceder la agencia Télam.

De acuerdo con el relato, las demás personas presentes fueron yéndose hasta que solo quedaron la víctima, Steven Alexis Cuzzoni y Domínguez, cuando conocieron a los otro cuatro imputados es decir, a Ángel Pascual Ramos (23), Lautaro Dante Ciongo Pasotti (24), Franco Jesús Lykan (23) e Ignacio Retondo (22).

“Nos acercamos porque tenían una guitarra y nos pusimos a rapear mientras hablábamos y compartíamos unos cigarrillos”. El acusado afirmó que la joven manifestó a un amigo de ella las ganas de quedarse con los imputados, por lo que el joven se retiró y ella se quedó sola con los atacantes, según relató. Además, confirmó que habían consumido alcohol y estupefacientes. El involucrado afirmó que tuvo un primer acercamiento con la víctima y que luego eso derivó en “besos reiterados e intensos”.

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Domínguez informó que Lautaro Ciongo Pasotti fue quien propuso ir a su auto. En ese momento y según su relato, él estaba en la vereda con Cuzzoni, Retondo y Lykan, cuando “el morocho”, es decir Ángel Ramos, ingresó al vehículo con la víctima. Al poco tiempo, Ciongo subió al automóvil por el lado del conductor, mientras que “el morocho bajó dejando entreabierta la puerta”. Domínguez volvió a declararse “inocente” reiterando que en ningún momento entró al auto.

“En ningún momento entré al auto. No conozco el interior del auto. Solo extendí mi brazo hacia el interior solicitando un cigarrillo. Tampoco paseé alrededor haciendo guardia”. De esta manera, el procesado apuntó directamente contra Ciongo y Ramos como los abusadores e intentó desligarse de la pena que recae en su contra. En la declaración hay detalles sobre sus hábitos y su higiene personal que no serán reproducidos.

Con el objetivo de justificar la presencia de semen en su ropa interior, algo que incluso Domínguez llegó a decir que puede estar vinculado con “los besos reiterados e intensos” que mantuvo “con otra chica dentro del boliche bajo los efectos del éxtasis”. Sobre las drogas, dijo que esa noche solo consumió “alcohol, y éxtasis dentro del boliche” y afuera “solamente cerveza y marihuana” y que cocaína había consumido pero la noche anterior.

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También denunció que dentro del “after” donde conocieron a la víctima, el propio personal que servía tragos o vendía las entradas “expendía éxtasis”. Según quedó asentado en el acta de la indagatoria, al juez Domínguez también le pidió poder continuar su tratamiento en el Hospital Muñiz donde lo tratan porque padece del virus del papiloma humano (VPH o HPV) y también por haber sufrido otra enfermedad de transmisión sexual, sífilis.

Domínguez y los otros cinco detenidos fueron procesados la semana pasada como presuntos coautores de un “abuso sexual con acceso carnal agravado por la intervención de dos o más personas” (con una pena prevista de entre 8 y 20 años de cárcel) y dos de ellos (Retondo y Domínguez) además por las “lesiones leves” provocadas a un testigo, y se les trabó embargos por 35 millones de pesos a cada uno.

En su resolución, el juez Fernández consideró que los seis actuaron con “un plan previo, con acuerdo de voluntades y roles”, más allá de que no todos hayan participado activamente del abuso de la víctima, al que describió como un “ataque sexual masivo”.