La abogada había sido convocada por el estudio Burlando para trabajar en el tema. Madre de un jugador de rugby, ella impulsó la ley para “la mano prohibida” en este deporte. Hizo el trabajo de campo de Zárate, fue vocera de la querella, pero alguien la borró

La doctora Valeria Carreras ordena la profusa información que atesora alrededor del asesinato de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell. Tiene ganas de hablar, mucho para decir. Pero probablemente espere el momento para contar todo lo que sabe. Y el verdadero motivo por el cual, de golpe y porrazo, desapareció de los medios.

Carreras no es una improvisada en la materia. De larga carrera en el ejercicio independiente de la profesión, impulsó la ley de la mano prohibida en el rugby. El crimen de Fernando, como a tantos otros, la conmovió particularmente. Tiene un hijo de la misma edad, que juega al rugby. Mantuvo reuniones con dirigentes de distintos clubes y hasta con las autoridades de la Unión Argentina de Rugby (UAR). Su proyecto será presentado por los legisladores Leandro Santoro (CABA) y Daniel Lipovetsky (PBA).

El estudio Burlando, acaso uno de los tres más importantes que tiene el país, suele contratar abogados para casos particulares. Así sucedió con Carreras. Ella nunca perteneció al staff de profesionales del buffet que atiende en Puerto Madero, e históricamente sobre la calle 6 en la ciudad de La Plata, a metros de los tribunales penales. Pero sí se sumó en este expediente. Al menos en los hechos. No hay dudas de ello.

Carreas se reunió en Puerto Madero varias veces con Burlando y con Fabián Améndola, el verdadero cerebro del estudio, uno de los técnicos del derecho más respetado. Ellos le dijeron que saliera a los medios a explicar todo.

La razón era sólida. Carreras había estado en Zárate, haciendo el trabajo de campo, para relevar datos vinculados con los diez imputados, sus familias, sus vinculaciones con el poder local, los antecedentes por violencia, etc. Ella también trabajó en determinar quiénes son los verdaderos dueños de Le Brique, y cuál es su relación con el gobierno comunal de Villa Gesell. Toda esa información articuló parte de la muy elogiada presentación judicial que hizo Burlando en el expediente que sustancia la fiscal Verónica Zamboni.

Lo que sobrevino es conocido por casi todos. A horas de participar de la marcha para esclarecer el crimen de Fernando, y mientas recibía amenazas a través de sus redes sociales, alguien la corrió de la escena. Hubo un wasap a un teléfono celular de un periodista para contarle que Carreras no estaba legitimada en la causa, lo cual técnicamente es cierto. Pero también lo es, el hecho de que participó en la estrategia acusatoria del particular damnificado (querella) en base a la abundante recolección de material. Carreras no era una comentarista más. Estaba trabajando en el tema.

Gran parte de esos datos, que incluyen audios, imágenes, papeles por doquier, aún obran en poder de la abogada, quien se ha llamado a silencio. Ella sabe quién le mandó el wasap al periodista. “A Burlando le molestó el perfil alto que había adquirido Carreras. Le estaba quitando protagonismo al Estudio”, leyó una fuente muy cercana al tema.

Así, en un pestañeo, fue apartada de todo. Hoy no habla. Pero, se cree, esperará el momento para contar su verdad. Acaso sea cuando lo que ella sabe, no moleste ni empañe el curso de la investigación.