Caminaron con sus hijos durante 4 días solo para agradecer haberlos tenido a la virgen

Martina y Jorge tenían el sueño de formar una familia. Intentaron durante años tener hijos, pero no pudieron, les resultaba imposible a pesar de haber visitado especialistas y realizado varios procedimientos para concretarlo. Antes de perder la esperanza peregrinaron 200 kilómetros pidiendo un milagro. Este año hicieron el trayecto con sus dos hijos. Cada año la fiesta del Señor y la Virgen del Milagro convoca a miles de peregrinos en Salta. Hombres, mujeres, jóvenes y niños llegan desde distintos puntos de la provincia, e incluso desde otros distritos, para pedir y agradecer a los patrones salteños. 

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Durante los 3 días de fiesta miles de personas se convocan en la plaza central de la capital salteña, a pesar del cansancio de la caminata muchos comparten su esperanza y alegría. Los peregrinos cargan pedidos y agradecimientos. Muchos de ellos caminan durante días enteros antes de ingresar a la ciudad. Es el caso de Martina y Jorge. Antes del amanecer del sábado Jorge empezó su caminata desde Brealito, una localidad ubicada a unos 200 kilómetros de la capital provincial.

Desde 2016, lo repiten cada año, ese año, el primero decidieron caminar para pedir un milagro. Soñaban con ser padres y a pesar de haber visitado el consultorio de varios especialistas no podían tener hijos. Ese pedido y una buena dosis de fe los impulsó a caminar desde la localidad de Seclantás. Entonces, bajaron caminando de los Valles Calchaquíes junto a otros peregrinos de la zona. En la familia de Martina ya sabían que “la fe mueve montañas”

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Muchos años antes su hermana Norma, entonces desempleada, tuvo el impulso de entrar a la Catedral -“nunca entraba”, dice- y decirle al Señor del Milagro: “Si me conseguís un buen trabajo voy a venir tres veces en bicicleta desde Brealito para agradecer”. Todavía se emociona cuando cuenta lo que pasó después: “Fui a la casa de una amiga y apenas me saludó me dijo. ‘Te conseguí trabajo’ y era algo en blanco, sólo 4 horas a la mañana y muy bueno. A los pocos días me ofrecieron otro trabajo, igualmente bueno, a la tarde. Así que tuve que cumplir mi promesa y durante tres años bajé en bicicleta de Brealito a Salta Capital para agradecer”. 

Los protagonistas de esta historia, Martina y Jorge caminaron por primera vez en septiembre de 2016. Al año siguiente Martina no pudo hacer la peregrinación: estaba esperando el nacimiento de Mateo. “No podíamos tener familia y gracias al Señor y la Virgen del Milagro, Dios nos dio una mano para cumplir el sueño que tanto anhelábamos“, dice Jorge feliz. “En mi familia le decimos ‘el milagrito'”, bromea su cuñada refiriéndose al hijo mayor de Jorge y Martina que nació el 6 de octubre de 2017 y dos años más tarde fue uno de los peregrinos más jóvenes en recorrer casi 200 kilómetros para llegar a los pies de la Virgen del Milagro

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Mateo hizo un poco caminando y otro poco en un cochecito para bebés. Además, algunos familiares los acompañaban en camioneta por si el niño se cansaba de caminar. Si bien en 2020 no pudieron caminar por la pandemia y este año las autoridades intentaron desalentar a los peregrinos a fin de evitar un posible brote de coronavirus, Martina y Jorge decidieron que tenían mucho para agradecer: su segundo hijo, Bautista, cumplirá un año dentro de 10 días y su abuela, a quien le habían detectado un tumor aparentemente incurable, está sana. 

Hacen la peregrinación bajo poncho“, comenta Norma refiriéndose a que van solos, sin organización institucional. Ella acompaña a su hermana y a su cuñado ocupándose de la logística y se mantiene alerta en caso de que sus sobrinos precisen descansar. El Señor y la Virgen del Milagro son nuestros patrones. Y nosotros sabemos que la fe mueve montañas, tenemos mucho para agradecer”. Jorge coincide con ella: “Lo más importante para mí es agradecer por mis hijos y mi señora. Son todo para mí”.. 

Cuatro días de peregrinación hizo una familia para agradecer el milagro que les cambió la vida

Este año Jorge partió solo y durmió a la intemperie en un lugar llamado “descanso del peregrino” en Los Colorados, al día siguiente se unieron Martina, Mateo y Bautista en Cajoncillo (cerca de Cachi). Almorzaron en un sitio llamado Herrera, que hoy utiliza el guardaparque del Parque Nacional Los Cardones. Y para evitar que los chicos se cansen por demás (todavía son muy pequeños) Jorge siguió sólo un tramo. Esa noche durmieron todos en Aguas Negras. 

El lunes a la 5 de la mañana Jorge empezó a caminar, unas horas más tarde se unieron Martina, sus hijos y otros peregrinos de Brealito. También se sumaron al grupo unas 10 personas del servicio penitenciario de Salta, compañeros de trabajo de Jorge. Y dos familiar de Cerrillos se juntaron para dar la bienvenida a los peregrinos y agasajarlos con una comida comunitaria. 

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“Cada uno colabora con lo que puede. Muchos lo hacen porque tienen la promesa de entregar algo a los peregrinos con quienes comparten la fe y la esperanza”, cuenta Jorge. Mateo, mientras tanto, entretiene a todos con sus ocurrencias. Cuando peregrina lo hace a pie o en triciclo, pero además, canta canciones a la Virgen y “bendice” a quiénes tienen algún dolor.