Los vecinos se quejaron por los fuertes olores. Al parecer, tres frigoríficos de la zona vierten los efluentes derivados de la faena en el Río Reconquista.

Hace un tiempo, los vecinos de la zona de Tigre y San Fernando se quejan por un olor nauseabundo que invade sus propiedades, sus casas y sus vidas. Según una investigación que publicó el diario La Nación, tres frigoríficos de la zona vierten los efluentes derivados de la faena en el Río Reconquista. Estas industrias vierten, de manera directa o indirecta, los efluentes derivados de la faena al Río Reconquista. Se trata de una mezcla de bosta, grasa y sangre que antes de llegar al río atraviesa distintos procesos.

Existe un tratamiento de esos desechos para que esto no ocurra sin embargo no alcanza para eliminar del todo el mal olor. Estas empresas han tenido infracciones, y en algunos casos hasta clausuras, hoy todas están habilitadas para funcionar por el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible de la provincia de Buenos Aires (OPDS) y cumplen con los parámetros exigidos por la Autoridad del Agua de la Provincia (ADA). Estas industrias empezaron a funcionar en 1950, 1962 y 1970, respectivamente. Los barrios privados, se empezaron a desarrollar a fines de la década del 90 y los primeros vecinos se mudaron allí a partir de 2000.

“Yo a la noche no puedo invitar gente por el olor, que es el típico olor a huevo podrido. Uno sale a la mañana al jardín y siente un olor nauseabundo, es muy penetrante”, describe Emilio Sojo, de 77 años, que vive en Tigre, en un barrio cerrado cercano a uno de los tres frigoríficos que allí habitan. A pocos metros de ahí, en el barrio Las TunasMariel Grimaldi, de 33 años, también convive con el olor: “Hay veces que es demasiado intenso, y otros días casi no se siente”, asegura.

Mariana Navajo, de 45 años, que vive en San Fernando, a pocas cuadras del frigorífico Ecocarnes, dice algo similar: “Nosotros estamos acostumbrados: cada tanto te viene un olor que te queres morir, pero esto es así desde que nos mudamos acá hace ya 10 años”. El arroyo Patagonia, uno de los cursos de agua que desembocan en el Río Reconquista. Vista aérea de los piletones a donde el frigorífico Ecocarnes, en San Fernando, vierte los desechos de la faena que luego llegan al Río Reconquista.

Tanto en Tigre como en San Fernando los vecinos, se quejan por el olor a “huevo podrido” que se huele, dicen, casi a diario, sobre todo a la noche y durante la madrugada. Francisco do Pico, vecino que vive desde hace poco menos de un año en un barrio privado aledaño al Rioplatense, reclama: “Yo, como ciudadano, pedí información a la OPDS y a la ADA para ver si hay estudios del impacto de estas industrias en el Río Reconquista, en las napas de agua o en el aire, y no los tienen. Creo que falta control por parte de las autoridades. Mientras tanto, los vecinos, una y otra vez, amanecemos con un olor que a veces no se soporta”.

El olor a huevo podrido muy probablemente sea por el ácido sulfhídrico. Este ácido se libera por el funcionamiento metabólico de ciertas bacterias encargadas de la descomposición de la materia orgánica. Cuando estás bacterias crecen en ausencia o escasez de oxígeno, utilizan el azufre en reemplazo del oxígeno y es ahí cuando se libera el ácido sulfhídrico. Este ácido puede generar algo de corrosión, pero para determinar si se encuentra en niveles nocivos para la salud habría que hacer estudios del aire”, detalla María Natalia Piol doctora de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en el área de Química Biológica e Integrante del Laboratorio de Química de Sistemas Heterogéneos del departamento de Química de la Facultad de Ingeniería.

Vista aérea de los desechos expulsados por un frigorífico en la zona de Bancalari
Vista aérea de los desechos expulsados por un frigorífico en la zona de Bancalari

De los tres frigoríficos involucrados en las quejas de los vecinos que viven en sus inmediaciones, el único que respondió a los mails y llamados fue El Rioplatense, y muestra los sistemas que han implementado para aminorar el impacto de la industria en el ambiente. También describieron los proyectos que planean poner en marcha en los próximos años. Los otros dos frigoríficos Planta Faenadora Bancalari y a Ecocarnes, ambos ubicados en San Fernando, no dieron respuesta alguna.

Entre estos dos, en cuanto al número de cabezas de ganado que ingresan por día, el más importante es Ecocarnes, que tal como se puede apreciar en las imágenes de dron que muestra La Nación, vierten primero los desechos a unos enormes piletones rectangulares y luego al Río Reconquista. Si bien el frigorífico está habilitado para funcionar, los vecinos, por el olor y el aspecto de los efluentes, intuyen que esa actividad daña la salud del río.

En cuanto al Rioplatense, la planta está ubicada sobre la Avenida Constituyentes 2499, en TigreEs el segundo frigorífico más grande del país. Allí faenan entre 1200 y 2000 cabezas de ganado por día. Tiene 760 empleados propios y si suman a los tercerizados esa cifra escala a 1200. El frigorífico es uno de los que exporta carne argentina al mundo, por lo que no solo cuenta con la habilitación del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), sino también, por ejemplo, del órgano de control de Estados Unidos. Pero lo sanitario y lo ambiental se regula de maneras distintas.

La empresa El Rioplatense cuenta con tres fuentes de desechos; rojos, blancos y verdes. Es decir, la sangre, la grasa y la bosta. “Hay un canal que colecta toda la sangre y desemboca en una planta de tratamiento primario. Esa planta ayuda a reducir muchísimo la carga de sólidos. Lo mismo sucede con los desechos blancos. El resultado de ese proceso se vierte a una laguna donde decantan los sólidos y luego sale al exterior. Mientras que con la bosta hacemos compostaje”.

“Tenemos una playa de compost de cuatro hectáreas que no solo está habilitada por los organismos de control, sino que hemos recibido un reconocimiento por parte del municipio por transformar los desechos en un subproducto. Mezclamos la bosta con unos chips de madera hasta que queda inerte. El líquido que genera esa playa de compostaje se vierte a las lagunas”, describieron desde El Rioplatense.

El Rioplatense, respondió que no cuentan con membranas porque esos piletones tienen varias décadas de antigüedad. Eso significaría que los desechos se filtran hacia las napas de agua. Desde el frigorífico explicaron que: “Hace tantos años que existen que los sólidos que caen hacia el fondo han formado una capa que impide que filtre líquido hacia a la napa. Pero, si se volvieran a hacer, habría que ponerles membranas”.

Otro punto a destacar es la falta de cortinas forestales alrededor de las tres empresas, una medida que ayudaría a formar una barrera entre los gases que generan el olor a huevo podrido y los vecinos. De hecho, es obligatorio instalar dichas cortinas según lo que indica la ley provincial 8912/77, sancionada hace 44 años. En el caso de El Rioplatense, se han comprometido a colocar una cortina forestal en el sector del predio que linda con el arroyo Patagonia. Por parte de las otras dos empresas, no hubo respuesta.

En cuanto a los proyectos para los próximos años, desde El Rioplatense señalaron que el directorio tomó la decisión de instalar una planta de biogás que produciría energía a partir de los desechos y brindará una solución definitiva. Esto demandará una inversión de 8.000.000 de dólares y el proyecto entrará en funcionamiento en 2023. “Nuestro compromiso con el medioambiente es absoluto. El cuidado del entorno para nosotros no es un tema más, sino una prioridad”, agregaron fuentes de la empresa.