Un gravísimo hecho de inseguridad en La Matanza, donde resultó víctima un nene de 12 años, al ser baleado en la cara cuando volvía del colegio. La policía, descarta que el móvil del ataque haya sido con intención de robo.

El hecho sucedió ayer por la tarde cerca de las 17:30, en el barrio de Ciudad Evita, del municipio de La Matanza, mientras el menor de 12 años caminaba rumbo a su domicilio tras la jornada escolar.

Según reconstruyeron los investigadores, fue abordado por al menos dos jóvenes que terminaron disparándole en la cara y huyendo del lugar.

Debido a la demora en el arribo de una ambulancia, la víctima fue trasladada al Hospital Ballestrini en un vehículo particular. Ingresó consciente al centro de salud y se le realizaron los estudios de rigor, mediante los cuales los médicos de turno constataron que se encontraba fuera de peligro a pesar de una herida de bala que sufrió en el pómulo derecho.

Mariana Soledad Ríos, una testigo del ataque, precisó que el menor caminaba por la vereda cuando dos jóvenes -de entre 18 y 20 años- que se desplazaban en el mismo sentido, lo abordaron desde atrás y le dispararon.

Acto seguido, según el testimonio de la mujer, los sospechosos se dieron a la fuga sin robarle ninguna pertenencia al niño. Por este motivo, los investigadores no tienen claro el móvil del ataque.

Jesica, empleada de una pollería cercana al lugar de los hechos, habló hoy con TN y contó que ella fue una de las primeras personas en asistir a la víctima. “Lo vi, salí corriendo y estuve con él”, confirmó al canal de noticias.

Luego, brindó detalles del momento en el que escuchó el disparo que impactó en el rostro del menor. “Escuché el disparo. Yo estaba en el fondo. Me asomo, no veo a nadie por una puerta, pero al asomarme por la otra sí lo veo saliendo del supermercado. Mi amiga que estaba acá me dijo que escuchó un grito de ‘ayuda”.

Yo salí y veo como que le sangra el ojo, se apoya contra una pared y empieza a largar sangre por la boca”, relató la joven comerciante entre lágrimas.

Al notar la gravedad de la herida, Jesica utilizó un delantal que tenía consigo para tapar el orificio de bala y detener el sangrado del chico. “Él estaba hablando con su mamá y le dijo ‘mamá, me pegaron un tiro, estoy en el chino’. Yo lo ayudé a sentarse y le dije ‘quedate y hablá conmigo nada más”, recordó la mujer, visiblemente afectada por lo ocurrido.

Mientras intentaba detener el sangrado, Jesica le consultó al niño si conocía a sus atacantes, y el le respondió que no. Me dice ‘venía caminando y me dieron un tiro, nada más’.

Me quedé esperando a que venga la policía y la ambulancia, que nunca apareció. Yo mientras tanto le presionaba el pómulo para que dejara de sangrar porque pensé que se me iba a morir en las manos. Se estaba desangrando y me decía que ya no sentía su cara. Le seguí hablando y haciendo fuerza para que él no pierda tanta sangre”, contó la comerciante que ayudo al pequeño.

Al concluir su versión del ataque, Jesica expresó su indignación porque sólo contó con la ayuda de una vecina para asistir al niño que había sufrido el disparo en su rostro.

Se estaba desangrando y la gente no hace nada. Puede ser el hijo de cualquier persona y la gente solamente mira. Parece que ven sangre y no se meten. Es lo que tenés que hacer”.

” Esas cosas no se piensan, tienen que salir del corazón. ¿Por que si era mi hijo el que estaba tirado? La gente está chusmeando y mi hijo se muere porque nadie va a tocarlo. Una vecina salió con una toalla limpia, fue la única que me ayudó”, aseguró.

“Ciudad Evita es tierra de nadie; la inseguridad que vivimos día a día es impresionante”, aseguró hoy Matilde, una vecina del barrio, en diálogo con radio Mitre.

Habla Natalia, la mamá del nene baleado en ciudad evita

Natalia, la madre de la víctima, dialogó con radio Mitre y afirmó que los asaltantes le dispararon a su hijo sin mediar palabras, y huyeron tras el ataque. “Le dispararon a matar porque sí. Ahora está estable pero los médicos lo están evaluando permanentemente porque puede haber daños neurológicos”, contó, acompañada por Jesica, la comerciante que le salvó la vida al pequeño