Una multitud de fanáticos y fanáticas de la “Scaloneta” de todas las edades y vestidos iniciaron los festejos en el Obelisco, tras el triunfo de la Selección en la final del Mundial de Qatar contra Francia por penales.

Ahora podemos respirar tranquilos, fue mucha adrenalina junta, no caigo que somos campeones del mundo”, le dijo a Télam Mauricio, de 20 años, apenas terminó el partido que siguió con su amigo Martín (16) en la Plaza Seeber, en Palermo, y cuando ya se preparaban para sumarse a la celebración en el Obelisco.

Antes de que arrancaran los penales en el estadio de Doha, un hombre desplegó una bandera de Diego Maradona en el suelo de la plaza, le puso encima un rosario y se encomendó al astro y campeón del Mundial de México 1986.

“Los penales fueron horribles”, dijo a Télam Naiara, de 12 años. “Yo no los miré por cábala”, agregó su hermano más pequeño. Los dos llegaron con su madre desde el partido bonaerense de Berazategui, y como muchos allí se disponían a llegar al Obelisco, centro de los festejos.

Justamente allí, Gonzalo, que llegó temprano a la Avenida 9 de Julio y vio el juego en un bar, se sinceró: “Una emoción increíble, muchas lágrimas, pero sufrimos hasta último momento”, mientras caía la espuma que lanzaban los más chicos para celebrar su primer Mundial.

La locura en el Obelisco Argentina Campeón!!!!!!

Con una “Copa del Mundo” en su mano, Magno, un joven vecino de la Ciudad que también llegó temprano al Obelisco confió: “Ahora es realidad, es para los 50 millones de argentinos” y acompañaba sus palabras acariciando la réplica.

En el barrio de San Telmo apenas terminó el partido, decenas de hinchas salieron a las calles y se fundieron en abrazos, mientras desde los balcones llegaban los gritos de “Somos campeones”.

Un grupo de amigos, embanderados y con cornetas, festejaba detrás de una puerta de vidrio de un edificio de la calle Balcarce, a la espera de que el portero les abriera la puerta, mientras en la calle esperaban para el abrazo.

Poco a poco las calles comenzaban a llenarse con fanáticos y fanáticas embanderados y que con cánticos salían de sus casas, bares, restaurantes y de las plazas con pantallas con destino al Obelisco, donde se desplegaban banderas gigantes y ya había decenas de personas subidas a las postes.

De fondo bocinazos y “ole, ole, ole, ole, ole, ola, soy argentino, es un sentimiento, no puedo parar”, que se escuchaba por la ciudad, al igual que el “himno” de este Mundial: “Muchachos, ahora nos volvimos a entusiasmar”.

“Una locura, me pasó de todo, la emoción es incontenible”, le dijo a Télam Rodrigo, de Berazategui, con lágrimas en los ojos.

Luisa y Ricardo, dos venezolanos que llegaron hace poco más de dos años al país, se sumaron a los festejos. “Se me contagió toda esta energía, es una cosa impresionante”, aseguró Ricardo, mientas su amiga gritaba: “Es por Argentina, pero es por Latinoamérica”.