Uno de los rugbiers condenados por el crimen de Fernando Báez Sosa lloró frente a cámara, acusó a sus compañeros y hasta dijo que reza por la víctima.
Máximo Thomsen (22) habló desde la cárcel donde cumple la condena a prisión perpetua por el brutal crimen de Fernando Báez Sosa, ocurrido el 18 de enero de 2020 a la salida del boliche Le Brique en Villa Gesell. El joven condenado dejó atrás cuatro años de silencio y habló por primera vez desde la la Alcaidía N°3 de Melchor Romero. Dijo que reza por Fernando Báez Sosa, en una entrevista de casi dos horas concedida al periodista Rolando Barbano de Telenoche.
Thomsen está condenado a prisión perpetua junto con Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Luciano Pertossi y Matías Benicelli, por el delito de homicidio doblemente agravado por el concurso premeditado de dos o más personas, en concurso ideal con lesiones leves. La entrevista dada a Barbano se podrá ver completa hoy martes a las 22 horas por Telenoche en El Trece.
Desde su cambio de abogado -ahora lo representa Francisco Oneto- la idea de Thomsen es revertir la pena dispuesta por los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 de Dolores. El rugbier fue señalado como el líder del grupo y quien le dio la patada mortal en la cabeza a Fernando Báez Sosa, cuando ya estaba inconsciente en el suelo. A modo de adelanto, tn.com.ar precisó que Thomsen lloró tres veces, y explicó porque “parecia” ser como el líder cuando planificaron el viaje a Villa Gesell con sus amigos.
También se refirió a su rol durante el macabro asesinato de Báez Sosa a la salida del boliche Le Brique. Entre lágrimas, Thomsen contó que la entrevista le fue importante para poder descargarse. “Me desahogué mucho, hace cuatro años que esperaba este momento”, aseguró. A principios de abril de este año, Thomsen y Benicelli, otro de los condenados a prisión perpetua, decidieron abandonar la defensa conjunta de Hugo Tomei, quien los representó a lo largo de la instrucción y el juicio.
Recurrieron a la Corte Suprema de Justicia bonaerense para intentar dar vuelta el veredicto del TOC N°1 de Dolores. El drástico cambio de estrategia ocurrió luego de que la Cámara de Casación Penal confirmara las penas de los ocho rugbiers. Aunque tienen intereses contrapuestos, los nuevos abogados de Benicelli y Thomsen, Carlos Attías y Francisco Oneto, respectivamente, apuntan a derribar la premeditación, figura que sostiene, en esta etapa, la perpetua.
Ambos creen que la determinación de Tomei de no dejarlos declarar complicó la situación de todo el grupo condenado por el homicidio del estudiante de Abogacía. Según explicaron fuentes allegadas, la intención de la nueva defensa es que se realice un nuevo juicio, en el que ambos puedan expresarse. Una semana después de romper el pacto de silencio que mantenía con sus compañeros, Thomsen volvió a cuestionar la labor de su anterior representante legal y pidió un nuevo juicio.
Lo hizo a través de un recurso extraordinario -presentado ante la Corte Suprema de Justicia Bonaerense- en el que, además, dio su versión de los hechos y señaló particularmente la participación de otros dos de los condenados en el homicidio cometido el 18 de enero de 2020. En el documento, según relata Infobae Thomsen aseguró que el trabajo de Tomei, careció de eficacia debido a que ejerció la defensa de los ocho acusados juntos.
Y por hacerlo así no representó sus intereses individuales y los de los demás. Sobre esta base, solicitó que se declare nulo aquel proceso y se haga un nuevo juicio. En el recurso, Thomsen dio su versión de los hechos y negó que haya existido un plan premeditado para matar a Fernando. Por otra parte, mencionó que él nunca apareció filmado pegándole a la víctima. “La pelea adentro del local bailable no lo tuvo por protagonista”.
Sino que fue Blas Cinalli quien habría tenido el incidente con Báez Sosa en el interior del local bailable, en esa línea, hasta asegura que ambos grupos, una vez fuera de la discoteca, tuvieron algún cruce de palabras y gestos y fue allí cuando se inició la pelea que terminó con el asesinato. Sin embargo, una pericia scopométrica de la Policía Federal determinó que el rastro de la zapatilla de Thomsen quedó en la cara de Fernando. La sangre de la víctima también estaba en el calzado.