Le diagnosticaron la enfermedad hace 12 días y no sabe dónde ni cómo se contagió. Reclama una vacuna que aún no llega.

Diego tiene 33 años y vive en la Ciudad de Buenos Aires con su marido. Tiene viruela del mono y cuenta su experiencia. El 5 de septiembre se descubrió una herida en la cola y un ganglio inflamado que lo preocuparon. “Tenía una herida en la cola y se me inflamó un ganglio. Pensé que podría ser una infección de transmisión sexual, pero fui al médico y me advirtieron que podía ser viruela del mono”. Al otro día comenzó lo peor: le salió un sarpullido alrededor de esa lesión y levantó mucha fiebre.

Tiene viruela del mono y comparte su experiencia para concientizar a la población: “El dolor se volvió insoportable”

Dos análisis médicos confirmaron que era uno de los 265 pacientes en la Argentina con viruela del mono registrados en la Argentina. No sabe cómo ni dónde se contagió. Del primer análisis, a los dos días, le llegó el resultado del estudio: negativo, eso a Diego le dio cierto respiro e hizo vida normal el resto del día. “Yo me sentía bien pese a la herida. No tenía ningún síntoma nuevo, así que seguí con mi rutina”. Mas tarde le levantó fiebre.

“Tenía 38,5 de temperatura y me di cuenta de que me había salido un sarpullido grande y raro por la zona donde tenía la herida. Así que me puse rápido en contacto con mi médica, que me dijo que me iban a volver a revisar y me repitieron la muestra”. El sábado le confirmaron el diagnóstico: positivo para viruela del mono. Al principio no sabía si dar entrevistas, pero después reflexionó: “No veo en los medios personas que cuenten su experiencia porque hay un poco de estigma”

Y agregó: “piensan que los van a tildar de algo. La realidad es que todos estamos sujetos al contagio y cuanta más información haya del tema, mejor”. En las últimas semanas, según los informes del Ministerio de Salud de la Nación, los contagios incrementaron un 20% y más del 70% de ellos son residentes de Ciudad de Buenos Aires. Diego detalló que el sarpullido picaba mucho y, con el pasar de las horas, esa picazón se transformó en un terrible dolor.

“Muy difícil de manejar. El dolor se volvió insoportable, nada me calmaba. Al principio tomaba un ibuprofeno y estaba bien; después tuve que pasar a un paracetamol y a las horas eso ya no era suficiente. Fue horrible”, describió y agregó: “me sentía impotente del dolor, sentía que no podía hacer nada para que se me pasara. Ni cuando me rompí el brazo sufrí tanto, es peor que un postoperatorio”. Volvió a ir al hospital, le dieron un calmante más fuerte, pero aseguró que “el dolor nunca se va del todo”.

“¿Cómo me siento? Es una montaña rusa. Ahora estoy bien después de estos días terribles. Se supone que cuando se va la fiebre pueden aparecer más ronchas, pero solo me quedo el sarpullido. No hay muchas recomendaciones, solo tomar mucho líquido, no ponerle nada a las erupciones y airearlas para que se sequen y caigan, ese sería el final”, contó. Esta es su segunda semana aislado y le queda todavía una.

Diego vive con su marido, que no está contagiado. Cuando supo su diagnosticó, se mudó a otro cuarto. “Al no ser respiratorio el contagio, me puedo mover por la casa con más libertad. Sin embargo, nos mantenemos alejados e intentamos no compartir lugares. No podemos compartir baño, toallas ni un repasador. O sea, por suerte tenemos la posibilidad de manejarnos así, quizás a otros se les complicaría mucho más el tema del espacio”, afirmó.

En esa línea, marcó un paralelismo interesante: “Yo lo dije en el trabajo, está todo bien. Pero hubo personas que estaban infectadas y no pudieron cumplir con el aislamiento porque no podían faltar a trabajar por el estigma que genera. Cuando te contagiabas de covid, nadie te decía nada; hoy hay gente que le da vergüenza decir que tiene viruela del mono”. Hace algunas semanas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció un acuerdo con el laboratorio danés Bavarian Nordic.

Este acuerdo fue para producir la única vacuna autorizada contra la enfermedad. El objetivo de esto era conseguir una distribución equitativa en América Latina y el Caribe. “Falta evidencia sobre la vacuna, hay solo ensayos de la eficacia en animales. Estamos atentos a las pruebas en Europa y Estados Unidos; en la región todavía se está analizando. A partir de los datos, se evaluará la posibilidad de la compra.

También, cuántas se debería comprar y cómo se aplicaría, es decir, si se aplica a un grupo poblacional, a quienes resultaron expuestos o a todos”, detalló. En diálogo con TN, la Directora Nacional de Epidemiología e Información Estratégica del Ministerio de Salud de la Nación, Analía Rearte, explicó que la situación en la Argentina está “entre estable y con crecimiento leve de casos”. El pico más alto de contagios fue hace más de un mes.

Indicó que “se sigue trabajando en el aislamiento y seguimiento de todos los contactos estrechos, con estrategias de comunicación específicamente en los lugares donde más ocurren. Las redes de transmisión están enfocadas en personas que concurren a eventos sexuales o con múltiples parejas sexuales”.