El increíble Gran Hermano en Serbia
El fenómeno Gran Hermano en Serbia es impactante. El padre de los realitys lleva varias ediciones, y particularmente la de este año está más al límite que nunca. Si bien finalizó el mes pasado, los participantes tuvieron que vivir situaciones de todo tipo en medio de la pandemia del coronavirus.
La casa contaba con un calabozo, y los jugadores convivían con supuestos policías que controlaban que no se escapen, y los asistían en las situaciones más tensas de la edición. Con barbijos y los uniformes correspondientes, eran los encargados que llevar a los concursantes a las cárceles de castigo que tenían para quiénes no cumplían las reglas.
La particularidad es que conviven en un pueblo en lugar de una casa. Son metros y metros de espacio los que están asignados del canal para GH. En otras temporadas llegaron a estar entre dos y tres años lejos de la civilización. En este caso, fueron diez meses los que aguantó la mujer que se coronó ganadora.
Tampoco están penadas las agresiones a los convivientes con una expulsión como en todas las otras partes del mundo. Sin ir más lejos, tuvieron más de un caso de autolesiones por el encierro extremo. La máxima pena que tienen es encerrarlos algunos días en el calabozo lejos de sus compañeros.