La visibilidad que Gran Hermano le dio a la comunidad LGBT en el día del Orgullo
Gran Hermano llegó al país en 2001, y uno de los participantes más recordados por su juego al límite fue Gastón Trezeguet. El benjamín del grupo se definió adentro de la casa como bisexual, y al salir se armó un revuelvo bárbaro porque la revista Noticias lo incluyó en una tapa bajo el título: “La confesión gay“, en donde el hoy productor posaba junto a Juan Castro, Fernando Peña y Julio Bocca. Su caso fue el primero que visibilizó el padre de los realitys en Telefe, el canal familiar, cuando casi nadie hablaba de eso en TV.
En “Gran Hermano 3”, Matías Bagnato llegó al concurso hablando de la tragedia familiar que vivió siendo un sobreviviente de la masacre de Flores. En sus primeras horas de convivencia, el joven hizo alusión que también era gay, y que eso no le significaba una carga, sino más bien quería aclararlo de entrada para poder relajarse en el juego.
En Gran Hermano 2007, la cuarta temporada del encierro, se produjo la primera “historia de amor” gay del reality. Sebastián Pollastro le compartió a la gente que era homosexual, y allí vivió una suerte de histeriqueo con Leandro Maldonado en donde el público se enamoró de dicha fantasía, aunque nunca se llegó a concretar.
Otro de los exponentes LGBT que tuvo esa edición es hoy Griselda Sánchez, quién hace unos años hizo una campaña a favor del colectivo que se replicó en las redes sociales en donde se la veía a los besos con otra mujer. Además, año tras año, es una ferviente militante de la marcha del Orgullo.
En Gran Hermano 5 Esteban “Bambam” Morais y Darío Gutiérrez siempre dejaron en claro que eran heterosexuales, pero sus clásicos bailes del Oh l’amour eran el punto más alto de las fiestas de los sábados por la noche y cautivaron a su público. Andrea Rincón es otra exparticipante que en su momento tuvo la libertad de gritarle al mundo que estaba de novia con otra mujer. Fue en 2016 y se trataba de una actriz colega.
En la edición del 2011 quizá contamos con uno de los castings más diversos de todos. Ahí se habló por primera vez en televisión de disforia de género, gracias a Alejandro Iglesias. Este término significa una profunda sensación de incomodidad y aflicción que puede ocurrir cuando su sexo biológico no coincide con su identidad de género. Esa misma temporada convivieron en la casa Luz Ríos, que entró al encierro siempre hablando de su novia, y Emiliano Boscatto que con el paso del tiempo decidió hacerse actor porno gay.
Gran Hermano 2012 también contó historias LGBT. Dolores Escala fue la primera chica trans ingresar al programa. Si bien duró pocas horas y abandonó (teniendo el mínimo récord de permanencia en el reality), alcanzó para visibilizarla. Esa misma edición contó con cuatro chicos que contaron abiertamente que eran homosexuales: Tomasito Suller, Leo y Fabricio Cháves, y Juan Manuel Prieto.
En las dos temporada de GH en América TV también hubo testimonios del colectivo. En el 2015 Solano Cano se presentó al casting diciendo: “Vengo de Catamarca, un lugar en el que la gente se divide entre la que es y la que no lo es. Yo estoy en el grupo de los que son”. Junto a él estaba Valeria Licciardi, otra chica trans que hoy en día brilla en Netflix siendo una de las protagonistas del exitoso “División Palermo”.
Macarena Pérez fue una de las concursantes más polémicas de Gran Hermano 2016, porque abandonó la casa por voluntad propia, y al salir descubrió que una de las personas que más la defendía en los debates y programas del canal era Devi, su propia novia, a quién ella casi no mencionó dentro del concurso para que no esté tan expuesta.
Gran Hermano 2022 contó con la presencia de María Laura “Cata” Álvarez que en su casting reveló que tenía una hija de 9 años con otra mujer, pero que se encerraba teniendo una novia afuera que la estaba esperando, a quien conoció jugando al fútbol. Mora Jabornisky visibilizó las parejas abiertas en esta era, y añadió: “Yo creo que al no definir mi sexualidad, porque realmente ni yo la entiendo mucho, puedo llegar a pertenecer a una minoría. Si pertenecer a una minoría significa que te prejuzguen o que te señalen con el dedo, sí, me siento parte”.
