La madre del detenido Gabriel Carrizo aseguró que el “jefe de la banda de los copitos” es inocente y “no tiene nada que ver con todo esto”. Además, indicó que Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Agustina Díaz “jamás” estuvieron en su casa.
“Mi hijo no tienen nada que ver con todo esto. Pienso que se va a hacer justicia. Solo la justicia y la verdad lo va a salvar”, señaló la mujer ante la prensa en la salida de su casa, ubicada en el partido bonaerense de Morón.
Ante la consulta de si Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Agustina Díaz habían estado alguna vez en su hogar, la mamá de Carrizo respondió: “Jamás vinieron”.
La Justicia lo detuvo cuando fue a retirar su celular, que había entregado la semana pasada, a Comodoro Py.
Minutos después de las 22, efectivos de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) allanó la casa del joven de 27 años.
En las redes sociales aparecía con el nombre de “Nicolás”, y lideraba el grupo de venta de algodones de azúcar, ya que es el dueño de la máquina para hacerlos.
Los investigadores conocieron, a través del celular de Uliarte, que mantuvo conversaciones con la joven de 23 años luego del ataque a la vicepresidente.
Fuentes del caso indicaron al canal de noticias TN que Carrizo fue quien “contuvo” a la novia del tirador y que la aconsejó, durante el fin de semana que detuvieron a Montiel, y juntos dieron una entrevista en el canal Telefe.
En uno de los mensajes que se recuperaron de su teléfono, Carrizo habla con un tal “Checho” a quien le cuenta de la detención de la joven. “La hagarraron (sic) a Brenda. Hoy estuvimos con ella encima”.
El cuarto detenido cobró notoriedad cuando se conocieron los estados de WhatsApp en los que publicó un mensaje amenazante al presidente Alberto Fernández: “Seguro el próximo sos vos, Alberto, tené cuidado”.
Está comprobado en la causa que la pareja de Uliarte y Sabag realizó inteligencia previa y los investigadores de la PSA buscaban en cámaras y en geolocalización de los celulares que fueron entregados por Carrizo y otros tres miembros del grupo de forma voluntaria, tras declarar como testigos en la causa a cargo de la jueza María Eugenia Capuchetti.
Los investigadores quería saber si Carrizo también estuvo en cercanías a la casa de la titular del Senado los días previos al atentado, incluso, el 1 de septiembre, cuando Sabag Montiel apuntó una Bersa 32 en la cabeza de la Vicepresidenta.
Carrizo, además, utilizaba cuentas alternativas en redes sociales con las que mantenía conversaciones con los miembros de la banda, algo que despertó sospechas.
Los investigadores tratan de determinar si la venta de copos era una fachada para encubrir otra actividad, y buscan establecer cómo se sustentaban ya que contaban con tiempo libre para realizar trabajos previos y creen que no vivían de la venta de copos de azúcar.