Se enfrenta a la incertidumbre del posible ocaso de su poder.

Cristina Kirchner está entrando a una dimensión desconocida. Si cumple con su promesa, si se retira de la política electoral, si no es candidata en las próximas elecciones, entonces será la primera vez desde 1989 que un apellido Kirchner no estará impresos en las boletas para elegir autoridades mediante el voto público. Desde aquel año, en forma ininterrumpida, si se cuenta su ingreso en la política de Santa Cruz, la hoy vice, su esposo, su cuñada Alicia Kirchner o su hijo Máximo compitieron en cada uno de los actos eleccionarios provinciales, y nacionales, de modo ininterrumpido.

Cristina fue elegida legisladora santacruceña hace 34 años. En 1990 Néstor Kirchner ganó la gobernación provincial. Y luego ella lo acompañó a él postulándose cada dos años, tanto para diputada nacional, senadora nacional, e incluso convencional constituyente en dúo con su marido para ser parte de quienes reformaron la Constitución Nacional en 1994; cargo para el que también fue electa pero en esa ocasión modificar la carta magna provincial que permitió la reelección indefinida de mandatarios santacruceños. En 2015 ella dejó poder y volvió al llano, pero ese año su cuñada Alicia ganó la gobernación de su provincia y Máximo fue electo para su primer período como diputado nacional. En el 2017, Cristina fue a elecciones contra Esteban Bullrich y, pero consiguió la banca de senadora nacional por Buenos Aires por la minoría. 2019: ungió a Alberto Fernández para la Presidencia y ella lo acompañó como vice.

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Su retirada de cualquier precandidatura para este año coincide con la negativa de Alicia de ir por la re-re en Santa Cruz. Máximo tiene dos años más de mandato en la Cámara baja. Novedad para la familia. Ninguno a elecciones.

Cristina se enfrenta a la incertidumbre del posible ocaso de su poder. Dimensión desconocida. Un ciclo empieza a declinar, o inicia nuevos caminos nunca transitados tras tres décadas, o más, influyendo en la vida pública, con espesor variable. Primero como legisladora nacional “díscola” del PJ tras militar con firmeza por Menem-Cavallo, tiempo después desde lo más alto del Poder Ejecutivo.

Aunque intente instalar lo contrario en la opinión pública, Cristina es la “madre” del fracaso de la gestión gubernamental del Frente de Todos. Exitosa alianza peronista para triunfar en la elección presidencial del 2019, todo mutó con caóticos modos de administrar la Nación.

La herencia del Frente de Todos, tras cuatro años en la Casa Rosada, es un crecimiento de la inflación de más del 600 por ciento, si se cumple la tendencia de consultoras privadas y bancos del exterior. Desde hace 30 años los precios no subían a este ritmo. La pobreza es de alrededor del 40 por ciento.

El Gobierno K tampoco resolvió el drama de la inseguridad, el avance narco, u otros problemas, como la modificación de Ley de Alquileres que solo produjo dificultades tanto para propietarios como para inquilinos. El consenso para derogar esa legislación es de los pocos que hermanan al oficialismo y la oposición. Pero en el Congreso solo se trabaja en el juicio político a la Corte Suprema.

La vice se corre ahora de la competencia electoral. Está condenada en una causa por corrupción por un tribunal oral federal. Fue considerada del delito de malversación de fondos públicos en el marco del caso “Vialidad”.

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Hay estrépito en un peronismo que clamaba para que la vice y líder ordene la interna brutal mediante una candidatura propia. No será. Frente a una segura derrota en las urnas, ella esquivará ser la cara perdidosa de un peronismo que perdona todo salvo el fracaso eleccionario.

La Cristina Kirchner del futuro es una Cristina desconocida. En su historia política no se encontrará una etapa de similares características para intentar comparar o indagar sobre lo que hará ella ahora, tras anunciar su retiro táctico en comicios donde peleará por el poder a todo o nada. Con 70 años cumplidos en febrero, y debido a los aletargados tiempos procesales de la Justicia, podría ser candidata, y no irá presa si la Cámara de Casación y la Corte confirman la sentencia en su contra. Sufrirá, en caso de que eso ocurra, arresto domiciliario.

Kirchner anunció dos acciones ni bien presentó su no tan sorpresiva carta de renunciamiento electoral. Son indicios de cómo trabajará en el corto plazo.

En lo que podría ser una paradoja, desde que confirmó su declinación a ser la cara de una muy probable derrota del oficialismo en los comicios generales de agosto y octubre, subió su perfil. Hizo lo contrario a lo que solía hacer: dio una entrevista en una canal de noticias una rareza para su estilo silente, y también será la principal oradora del acto peronista del 25 de mayo.

La Cristina del Futuro

Ese día se cumplen 20 años de la asunción de Néstor Kirchner como Presidente. “Altri tempi”, se podría citar a la vice con una de sus frases que repitió en textos o exposiciones en actos diversos.
La vice no será candidata pero su objetivo no es el retiro si no lo contrario: ser la gran electora de su alianza o lo que quede de ella; decidir quiénes serán los candidatos del PJ a la Presidencia y la Gobernación bonaerense.

La Cristina del futuro no abandonará el poder propio. O al menos hará el intento.
Es por eso que, a pesar de su análisis de catástrofe para el PJ en las elecciones, ella irá por todo lo que pueda. En principio, intentar retener el control sobre el distrito más populoso del país. Buenos Aires. Su cálculo es que no hay mejor candidato que el actual gobernador bonaerense, Axel Kiciloff, para retener los votos K. El jueves pasado ambos se reunieron en el
Senado. Kiciloff teme que prevalezca sobre Cristina el plan de su hijo Máximo, es decir, que eñ gobernador sea precandidato a la Presidencia; y que otro leal tome su posta para intentar ganar una vez màs la Provincia. Complejo. Un día después de su reunión en la Cámara alta, Kiciloff se volvió a encontrar con la vice y de ésta última reunión se fue más convencido de que finalmente irá por la reelección. Es su deseo.

La decisión sobre quién será el precandidato presidencial del PJ es de más difícil resolución. Cristina intentará imponer el suyo. Resiste Alberto Fernández.

El plan de Cristina futura incluye también garantizarse un buena renovación de diputados y senadores que en el próximo período la defiendan en el Congreso o impulsen sus proyectos o trabas si es que pasa a ser oposición.

La Cristina del Futuro

La vice se retira de las elecciones, pero no del poder.

Mientras tanto, seguirá con sus nuevas experiencias de “rea”, una descripción de su situación procesal que no es despectiva. Un “reo”, según la Real Academia Española, es una persona que “acusado, culpado” o también un “demandado en un juicio…”.

Eso significa, en los hechos, que la vice pasa buena parte de sus horarios laborales trabajando con sus abogados que hacen presentaciones múltiples en las numerosas causas judiciales que la tienen como procesada. El caso que más la preocupa es “Vialidad”, por el que está condenada. Ella espera que esa sentencia se confirme. Es falso, como dijo, que está “proscripta”.

Kirchner no imagina para sí misma un futuro de retiro en el sur, junto a sus nietos, los hijos de Máximo, o con su nieta, hija de Florencia.

Tampoco analiza utilizar su probable nuevo tiempo libre para pasarlo con amigas en descanso o situaciones lúdicas. Dedicó su vida a la política y jamás al ocio. Tal vez sus confidentes más fieles sean su personal trainner, con la que camina en una cinta cada mañana mientras mira varias pantallas de tevé, todas sintonizadas en canales o programas de noticias. También recibe la visita diaria de quien la asesora con su peinado. O dialoga en tiempos muertos con alguna secretaria privada.
El tiempo dirá si deja de ser la política más poderosa del país, o continúa operando en las sombras.
Acaba de entrar en una dimensión desconocida.