Está acusada de fraude al Estado por gastos personales, vuelos charters y pasajes supuestamente para familiares con fondo públicos.
Romina Picolotti, exsecretaria de Medio Ambiente en los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner y cercana al entonces jefe de Gabinete Alberto Fernández, está acusada de fraude al Estado por gastos personales, contratación de vuelos charters y compra de pasajes supuestamente para familiares, con fondos públicos. El fiscal Diego Luciani mantendrá la acusación y la exfuncionaria se expone a una condena que puede ir de los 2 a los 6 años de prisión.
La audiencia a la que asistirá Picolotti éste miércoles a las 8 30 de la mañana a través de la plataforma Zoom y desde Estados Unidos donde la exsecretaria se encuentra trabajando en temas ambientales, es la decimocuarta del juicio que realizan los jueces Sabrina Namer, Néstor Costabel y Rodrigo Giménez Uriburu con la declaración de unos 30 testigos.
Tras el alegato del fiscal, el 15 de septiembre será el turno de la defensa de la exfuncionaria, a cargo del abogado Felipe Trucco y se estima que el veredicto se conocerá a fin de mes.
La utilización de dinero público para solventar pasajes de avión de su grupo familiar -madre, hijos, esposo y mucama- y de amigos y conocidos, fue entre 2006 y 2008, algunas de esas personas se desempeñaban en la secretaría de Picolotti, pero los viajes no eran de trabajo. Una parte de esos pasajes estaban anotados como “desarraigo” y otros no poseían justificación .
De acuerdo con la acusación, las maniobras se concretaron dado que los fondos eran girados por el Ministerio de Economía a la Fundación ArgenINTA y liberados mediante la presentación de órdenes de pago emitidas por la Secretaría de Ambiente. En otros casos, la Secretaría le solicitaba a la fundación adelantos por gastos operativos, que luego eran rendidos con comprobantes de gastos.
La prueba está constituida por 60 cajas con los comprobantes de pago. Entre ellos se hallaron tickets de compra por analgésicos, apósitos, barras de cereal, pilas, una piedra aromatizada, galletitas, sopas instantáneas, alfajores, caramelos, mermelada, verduras, sahumerios, una chalina, un velón de noche y esencia, un whisky, ramos de flores y un reloj despertador, todos pagados con fondos públicos. También hay un ticket de compra de productos “Rabolini” en una perfumería que en su parte superior tiene la leyenda manuscrita “Regalo Flor y Sofi cumpleaños” y otro comprobante de un consumo en un local de comidas que en su parte superior reza de manera manuscrita: “Muchas Gracias!!!”.
En cuanto a los vuelos anotados como por desarraigo, las personas que los usaban tenían domicilio permanente en Buenos Aires según la acusación y no alcanzaban la jerarquía necesaria para acceder al beneficio y los pasajes pagados a familiares de Picolotti, incluyen a su madre, su esposo, a uno de sus hijos y a la prima de su esposo, que no eran parte del personal de la repartición.
En 2007, cuando se conoció la denuncia contra Picolotti, el presidente Alberto Fernández, en ese entonces Jefe de Gabinete de Néstor Kirchner,defendió a la funcionaria y habló de una “denuncia mediática” en su contra. Siete años después, cuando la jueza María Servini procesó a Picolotti por administración fraudulenta, el ahora Presidente replanteó sus dichos.
“En su momento había existido una denuncia mediática muy fuerte sobre de las contrataciones de personal que había hecho Picolotti en la secretaría. Yo le pedí explicaciones y ella me las dio. Y fue por esos hechos que yo la defendí públicamente, siendo jefe de Gabinete”, sostuvo Fernández en diálogo con LA NACION, en 2014.