La fiscal solicitó la máxima pena para tres de los acusados de matar a Araceli Fulles, quien en 2017 fue hallada asesinada en una casa de José León Suárez, y no acusó a otros cinco imputados.

La fiscal Mariana Piwarczuk pidió la pena de prisión perpetua para tres de los acusados de matar a Araceli Fulles, la joven de 22 años que en 2017 fue encontrada asesinada en una casa de la localidad bonaerense de José León Suárez, y no acusó a otros cinco imputados que llegaron al juicio en libertad.

El pedido de la fiscal recayó sobre los imputados Carlos Casalz, Hugo Cabañas y Marcelo Escobedo; mientras que no fueron acusados Hernán Rodrigo Badaracco, Carlos Antonio Ibarra, Daniel Alaniz y los hermanos Jonathan y Emanuel Ávalos.

Al igual que la fiscal, el abogado Diego Szpigiel, que representa a la familia de la víctima, solicitó la pena de prisión perpetua para Casalz, Cabañas y Escobedo por el delito de “homicidio agravado por femicidio y por la participación de dos o más personas”.

Un noveno sospechoso identificado como Darío Badaracco, y hermano de Hernán Rodrigo Badaracco, fue el principal detenido, pero murió el 13 de abril de 2019 luego de haber permanecido internado cinco días en un hospital de Olavarría, tras ser atacado a golpes y quemado con agua caliente en el penal de Sierra Chica, donde estaba detenido por este caso.

Si bien todos los acusados llegaron libres al juicio, a lo largo del proceso se fueron registrando una serie de amenazas por parte de dos de los imputados cuyas víctimas fueron familiares de Fulles y testigos, por lo que fueron detenidos.

Casalz quedó detenido cuando fue a votar, el pasado 12 de septiembre, acusado de amenazar a un testigo y a la madre de la víctima, a quien le mandó un video de nueve segundos con una ametralladora diciendo “hay bala para toda la familia”. En tanto, Cabañas fue detenido luego de que intentara ingresar a la segunda audiencia del juicio oral con un arma blanca.

Araceli Fulles fue hallada muerta el 27 de abril de 2017 debajo de unos escombros en el patio de la casa de Darío Badaracco, ubicada en José León Suárez. La joven había sido vista con vida por última vez la madrugada del 2 de abril del mismo año, en una plaza cercana a su casa, y el último contacto con su familia fue a las 7 de la mañana de ese día, cuando le envió un mensaje a su madre diciéndole: “Vieja, prepará las cosas para el mate que estoy yendo para casa”.

La operación de autopsia determinó que la joven murió por “asfixia mecánica” por “estrangulamiento a lazo” con un elemento compatible con precintos plásticos.