Se reforzarán los controles de alcoholemia en el marco de las fiestas de Navidad y Año Nuevo. Las multas pueden ascender hasta $53.000
Con 15 puestos en puntos estratégicos de Capital Federal se reforzarán los controles de alcoholemia en el marco de las fiestas de Navidad y Año Nuevo, mientras que se definieron los montos de las multas, informaron desde la Secretaría de Transporte y Obras Públicas porteña.
Para optimizar los puntos de control se utilizará la metodología embudo, que consiste en encauzar el flujo vehicular tomando varios carriles de una avenida para poder verificar un mayor número de conductores y que todos los automóviles transiten a baja velocidad.
De acuerdo a lo señalado por los voceros, desde el primero de noviembre de 2018 quienes conducen superando los límites permitidos de alcohol en sangre -que es 0.5- serán sancionados con entre 150 y 1000 unidades fijas (UF); lo que equivale a entre $7950 y $53.000. En tanto, el conductor de un vehículo que se niegue a someterse al control de alcoholemia, estupefacientes u otras sustancias similares será sancionado con una multa de $15.900 con agravante para el transporte público ($31.800). Por último, el acompañante de una moto que supere los límites permitidos de alcohol en sangre será sancionado con una multa de $5300.
En cinco años, la cantidad de controles realizados creció más de 163% al pasar de 119.772 verificaciones anuales en 2016 a 314.684 hasta el 15 de este mes, cifra que marcó un nuevo récord anual. De esos 314.684, 5343 fueron positivos (1,7%).
Hay que tener el cuenta que el 21% de los siniestros fatales registrados están relacionados con el consumo de alcohol y en estas fechas los excesos se multiplican.
El Código de Tránsito y Transporte de la ciudad establece como límite máximo tolerado de alcohol en sangre 0,5 gr/l para choferes de vehículos particulares, 0,2 gr/l para conductores de motos y 0,5 gr/l para sus acompañantes, mientras que existe tolerancia cero para choferes profesionales (taxis, colectivos, camiones) y principiantes.
Hoy en día, manejar alcoholizado representa una contravención y el conductor no termina preso: se le retiene la licencia y se remite el vehículo a una playa de acarreo.
