El ladrón de 30 años acusado de haber asesinado al comerciante de Ramos Mejía se negó a declarar pero antes pidió que no le den la mayor de las penas
Uno de los acusados de asesinar de un tiro al kiosquero de Ramos Mejía se largó a llorar y pidió que no lo condenen a prisión perpetua, aunque a su vez se negó a declarar ante el fiscal de la causa, informaron fuentes judiciales.
A Leandro Daniel Suárez, de 30 años y con antecedentes penales, la Justicia lo señala como uno de los individuos que asaltó al comerciante Roberto Sabo (48) durante la tarde del domingo en la mencionada ciudad perteneciente al partido de La Matanza. Fue capturado durante la huida junto a una adolescente de 15 años, y hoy se sentó frente al fiscal del caso para la indagatoria, aunque optó por no hacer mención al hecho y solo se limitó a largarse a llorar y pedir que no le den la máxima pena.
“Lloró y pidió por favor que no le pidan prisión perpetua”, contó un vocero con acceso a la investigación por el homicidio del kiosquero.
“Por favor, no me pida la perpetua, me quiero morir”, le suplicó Suárez en medio de una crisis de llanto al fiscal Federico Medone, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Homicidios de La Matanza, quien lo imputó por “homicidio agravado criminis causae y por el empleo de arma de fuego”, “robo calificado -dos hechos-“, “hurto de vehículo” y “portación ilegal de arma de fuego de uso civil”, todo ello “agravado por la participación de un menor”. Esos delitos, aunque él no quiera, prevén la pena máxima.
Ante eso seguirá detenido mientras avanza la pesquisa mientras que su novia, la joven de 15 años y cómplice en el raid delictivo del domingo, fue trasladada a un instituto de menores con una medida de seguridad, pero por su edad es inimputable.
Suárez había recuperado la libertad en 2020 luego de cumplir una condena por “robo por escalamiento” que lo había llevado seis años detrás de las rejas. Según los portavoces, permaneció alojado en la Unidad 19 del Penal de Ezeiza del Servicio Penitenciario Federal entre el 16 de noviembre de 2014 y el 13 de agosto de 2020. En tanto, en octubre pasado lo aprehendieron nuevamente por asaltar a un automovilista pero fue liberado porque la víctima no radicó la denuncia.
El crimen de Sabo, kiosquero que había heredado el comercio de su padre y lo trabajaba junto a su hijo, tuvo lugar en Avenida de Mayo y Alvarado, en la zona comercial de Ramos Mejía. Tras el sangriento suceso, el delincuente y su pareja escaparon en un auto que instantes antes habían robado, y terminaron chocándolo contra un árbol.