Los números, difundidos por el Indec, son luego de que la canasta básica total aumentara un 2,6% durante ese mes
Una familia tipo necesitó en octubre de un ingreso mensual de $72.365 para no caer bajo la línea de la pobreza luego de que la canasta básica total (CBT) aumentara un 2,6% en ese mes, de acuerdo a lo informado este jueves por el Indec.
En el último año, el indicador tuvo una fuerte suba del 45%, mientras que la canasta básica alimentaria (CBA) tuvo también un incremento, pero en su casa de un 3% en el mencionado período. Así, en lo que va de este 2021 el conjunto de bienes alimenticios básicos para una familia acumuló una variación del 49,3%. No está de más aclarar que tanto el indicador del CBT como el del CBA tuvieron un aumento menor al de la inflación de ese mes, que fue de 3,5%.
La familia tipo (integrada por una pareja de adultos y dos niños) necesitó en octubre de un ingreso de $30.925 para no ser considerado indigente y esa cifra asciende a $32.527 en el caso de hogares formados por cinco personas.
Dentro de la canasta básica se destacan otros ítems además de los alimentos, como salud, educación, indumentaria y transporte, y de no cubrir esas necesidades un hogar pasa a ser considerado pobre.
En tanto, la canasta alimentaria hace referencia a bienes de primera necesidad y no marca la línea de la pobreza sino la de la indigencia. Ambas son decisivas para medir el impacto de la crisis económica en los indicadores sociales.
Otro dato importante es que la pobreza alcanzó el 40,6% en el primer semestre del año (casi 19 millones de personas) y la indigencia un 10,7% (unas cinco millones), siempre según el Indec.
El mes pasado, la CBT había aumentado un 3,2% y así no superó la variación que tuvo ese mes la inflación, que fue de 3,5%. Hacia septiembre, con estas cifras una familia compuesta por cuatro personas necesitaba tener un ingreso de $70.532 para no ser considerada pobre. En tanto, la CBA tuvo ese mes una suba de 2,7%.
El resultado estuvo muy cerca del que había marcado el organismo estadístico para el primer semestre de 2020, en que los índices de pobreza e indigencia treparon desde el 35,5% con que terminó el 2019 a 40,9%.