La Asociación “Libres de Bullying”, y la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires, recibieron varias denuncias a partir de la instalación de la muñeca gigante del primer juego de la serie surcoreana, alrededor chicos de 6 y 7 años corren y se detienen según la consigna.
La recreación que se realizó en un paseo de compras de Avellaneda sobre la serie “El juego del Calamar” encendió las alarmas de la directora de la Asociación “Libres de Bullying”, María Zysman, y del defensor del Pueblo Adjunto bonaerense, Walter Martello, quienes emitieron una declaración conjunta para concientizar sobre la necesidad de reforzar la prevención de los más chicos ante los casos de violencia que se retratan en la serie surcoreana.
En el texto consideraron que debe realizarse un abordaje diferente sobre este tipo de productos culturales que, en el caso de la serie de Netflix, están calificados para mayores de 16 años.
El documento elaborado por Zysman y Martello destacó que “cuando el juego (incluso los juegos “violentos” o agresivos) es planteado y organizado por los mismos niños podemos pensar en lo saludable del mismo, acompañarlo e incluso intervenir activamente. Pero cuando el juego es propuesto o impuesto por el afuera, y además es sumamente violento, es grave”.
“En los últimos días hemos recibido pedidos de ayuda ante la ´propuesta` de un shopping de Avellaneda que consiste en recrear uno de los juegos de la serie. En el patio de comidas del establecimiento instalaron una muñeca gigante (idéntica a la del primer juego de la serie) alrededor de la cual chicos de 6, 7 años corren (semáforo rojo, semáforo verde) y deben detenerse cuando la muñeca lo dice. El que no lo hace sufre el disparo de soldados (recrean a los de la serie) ubicados alrededor del círculo”, agregaron en el texto.
“¿Cuál es el límite entre las propuestas empresariales y los derechos de los niños, niñas y adolescentes? ¿Se les puede ofrecer “cualquier cosa” a los niños y niñas? ¿Todo es excusa para convocar a las familias a un patio de comidas?”, se preguntaron la directora de la entidad social y el funcionario bonaerense en la declaración.
Y concluyeron que saben “que los chicos expresan con el cuerpo, la conducta o el juego, aquello que los atraviesa y les preocupa. Generemos espacios de expresión y acompañamiento, ofrezcamos nuestra mirada, nuestros brazos, nuestra escucha para que nos cuenten sus miedos y dolores. Recibamos los sufrimientos infantiles. Recibámoslos, no los generemos buscando ganar dinero”.