Alcanzó esa cantidad de partidos en el circuito ATP en el torneo de Basilea, su ciudad natal. Honró esa meta barriendo a Gojowczyk en menos de una hora.

Roger Federer sigue cumpliendo todos los récords posibles, ayer fue el turno de jugar el partido n° 1500 de su fructífera carrera, nada más y nada menos. En el patio de su casa o en el Centre Court del ATP 500 de Basilea, como prefieran, derrotó al alemán Peter Gojowczyk por 6/2 y 6/1 en apenas 53 minutos de juego, por la primera ronda del certamen que se disputa sobre canchas duras y bajo techo. El suizo exhibió gran parte de su repertorio tenístico, en especial en el primer set, para vapulear al desconcertado teutón, que venía en alza pues había ganado sus dos partidos de la qualy cediendo nada más que 9 games. En el próximo turno, el helvético se medirá con el vencedor del choque que protagonizarán el moldavo Radu Albot y el serbio Dusan Lajovic, programado para el martes. Increíble que Federer haya llegado a los 1500 cotejos en su propia casa.

En el lejano 1998, en el torneo de Gstaad, también en Suiza, debutaba Roger Federer como profesional, que tenía 16 años y 11 meses en el mes de julio de aquél año y figuraba 702 en el ranking. Su oponente iba a ser Tommy Haas, que ya contaba con experiencia en el circuito a sus 20 años, pero una intoxicación obligó al alemán a bajarse de la competencia, que se desarrollaba en superficie lenta como en la actualidad. Su lugar lo tomó el argentino Lucas Arnold Ker, en ese momento focalizado como singlista y ocupando el respetable puesto 88° del escalafón. El nacido en Olivos había perdido en la última ronda de la qualy y esperaba en el vestuario que algún inscripto del cuadro principal se bajase, como ocurrió finalmente con Haas. Lucas no sabía nada del junior de 16 años, solo que venía de ganar Wimbledon en su categoría, y en la cancha le hizo pesar su experiencia y derrotó al adolescente Roger por un doble 6/4, haciendo hincapié en martillar el revés de una mano del suizo, que era su punto flojo hasta que dejó de serlo y comenzó a ganar todo. El nacido en Olivos, con 23 años en aquél entonces, había detectado ese déficit en el peloteo y se ocupó de explotarlo para quedarse con el encuentro. Posteriormente perdió con el chileno Marcelo Ríos en la siguiente ronda de los octavos de final. Arnold Ker, que se especializó en el dobles años después (con muy buenos resultados), manifestó en entrevistas que no lo había impresionado el hoy número 3 del mundo y que no imaginó (obviamente) que se transformara en la leyenda viviente que es, con todos los títulos obtenidos sumado a una gran calidad de juego, que es reconocida y disfrutada no solo por los amantes del tenis.