Manny Pacquiao, a los 40 años, venció en fallo dividido al invicto Keith Thurman y unificó la corona de Peso Welter

El boxeo es un deporte que, como pocos, se alimenta de leyendas. El filipino Emmanuel Dapidran Pacquiao, conocido en el mundo como “Manny” Pacquiao, es una de ellas. Considerado “libra por libra” como uno de los mejores boxeadores de la historia, obtuvo nueve títulos mundiales en ocho categorías diferentes, algo único. Va y vuelve de sus retiros de los rings, pero a los 40 años, lejos estuvo de arrastrarse como la mayoría de sus colegas que regresan a la actividad tentados por una gran bolsa de dinero. Ayer Pacquiao no solo estuvo a la altura, sino que agigantó su imagen.

Keith Thurman estaba invicto en 29 peleas, con 22 victorias por K.O. Se había convertido en una figura interesante en una categoría con muchos buenos boxeadores, ganándole a Shawn Porter y “Josesito” López por ejemplo. Era el campeón del WBC y subía al ring con 10 años menos que “Pac-Man”, en uno de los combates más promocionados del año.

El MGM Grand de Las Vegas fue el lugar elegido. Y lució con todo el esplendor de las grandes veladas boxísticas. Incluso Floyd Mayweather quiso estar presente. Y los boxeadores no defraudaron.

Desde el primer round el intercambio de golpes fue intenso y Pacquiao mandó a la lona a su rival con un tremendo golpe de derecha. Apenas empezaba la pelea y ya había una caída que levantó al público de sus asientos. Thurman se recompuso y terminó el round, pero los siguientes asaltos mostraron a un Pacquiao dominante, cuya estrategia parecía permitir a su rival tirar el primer golpe para contraatacar rápidamente aprovechando la guardia baja. Recién en el séptimo round el americano logra conectar un par de buenos golpes sobre Manny, que acusa recibo. En el décimo es él quien deja sentido a Thurman con un golpe al hígado y vuelve a hacer levantar al estadio, pero a pesar de seguir golpeándolo no logra tirarlo y finalizar la pelea. Los dos últimos rounds mostraron a Thurman echando el resto, especialmente en el 11, cuando pareció tener sentido al filipino. Los dos siguieron pegándose buscando el K.O. y así se fue la pelea.

Pacquiao se sabía ganador. Todos los que vimos la pelea intuíamos su triunfo. Y ganó, pero por fallo dividido. Uno de los jueces dio a Thurman vencedor por un punto. Las tarjetas: 115-112; 115-112 y 113-114 a favor de Pac-Man. Su tercera victoria desde que volvió del retiro, sumada a las logradas frente a Matthysse y Broner. Todas las miradas se volvían hacia el excéntrico Mayweather, como buscando reeditar la pelea del 2 de mayo de 2015, donde se impuso al filipino por decisión unánime. Pero el bueno de Floyd parece estar muy cómodo en su retiro.

Manny Pacquiao demostró que la leyenda no solo está viva, sino vigente.