La fiscal Cristina Caamaño manejó la sombría (ex) dirección de observaciones judiciales hasta la asunción de Macri. Hubo pinchaduras exprés y ninguna filtración

La Dirección de Observaciones Judiciales, mudó su nombre a Departamento de Intercepción y Captación de las Comunicaciones (Dicom). Hasta el desembarco de Mauricio Macri como presidente, dicha entidad dependía de la Procuración de la Corte, en ese entonces en manos de Alejandra Gils Carbó. 

La ex jefa de los fiscales tenía a una persona de su confianza en ese organismo clave, estratégico y a, su vez, rodeado de un cono de opacidad: la fiscal Cristina Caamaño, una de las principales referentes de la agrupación judicial ultra K, Justicia Legítima.

Caamaño integra el club de abogados que quieren “democratizar la Justicia” y claman por horadar el poder de los 12 magistrados de Comodoro Py. Crítica del gobierno de Macri, abreva en el garantismo penal y simpatiza abiertamente con la administración de CFK. Ahora, es la mujer elegida para estar al frente de la mentada intervención de la central de inteligencia argentina, AFI.

El proceso de intervención de la ex Side es uno de los principales postulados y desafíos que plantea la gestión de Alberto. Aspira a transparentar todos los procedimientos internos, evitar operaciones encubiertas, e ilegales, y terminar con la “cloaca” de los servicios. También finiquitar los gastos reservados. 

Caamaño muestra algunas credenciales de su paso por el Dicom: no tuvo filtraciones a las escuchas realizadas, y muchas de ellas se hicieron en tiempo exprés, cuando históricamente demandaban semanas. Macri la desplazó, porque también corrió el organismo: de la Procuración a la Corte Suprema de Justicia.

La fiscal trabajó con Nilda Garré durante el gobierno de Cristina. Algunos especulan que la ex ministra también podría desembarcar, en una segunda línea, en la intervención a la AFI.

El nombre de Caamaño sorprendió a propios y extraños. No es una persona de máxima confianza del Presidente, como Alberto Iribarne o Pepe Albistur, otros de los candidatos que habían sonado. Por el contrario, tiene más cercanía con el ala radicalizada del kirchnerismo; y a su vez una reconocida carrera judicial, y académica. 

En sectores de la oposición, atribuyen este nombre a la “injerencia” de CFK en áreas clave, y recuerdan la designación del Chino Zannini al frente de la Procuración del Tesoro. Pero también es cierto que Caamaño sigue una línea similar a la de Gustavo Beliz en cuanto a una reforma judicial para armonizar el fuero criminal ordinario de CABA con Comodoro Py. “Hay que leer esta designación en ese sentido”, ilustró una fuente del Gobierno.

Entre otras cuestiones, Beliz también pretende ir a un escenario procesal similar al que funciona en el sistema penal bonaerense, donde el fiscal investiga, acusa y le solicita al juez, quien se “limita” a resolver los pedidos del Ministerio Público. Es decir, no investiga y resuelve, como sucede ahora en Comodoro Py. 

Caamaño tiene experiencia en el área, al menos en el sector de escuchas, pero tendrá en el horizonte una tarea que para algunos es imposible: ordenar La Casa de los espías.