Cuando Evita falleció Juan Domingo Perón encargó que la embalsamaran. La Revolución Libertadora encontró el cuerpo en la CGT y lo secuestró.

Hace 70 años que Evita falleció y comenzó el extraordinario recorrido de su cuerpo embalsamado. El cadáver fue secuestrado en el primer piso de la Confederación General del Trabajo (CGT) por un comando de la llamada Revolución Libertadora. Esta decisión se llevó a cabo para que el lugar no se convierta en un sitio de culto, como dijo el subsecretario de Trabajo del gobierno militar: “Mi problema no son los obreros. Mi problema es ‘eso’ que está en el segundo piso de la CGT”.

Las órdenes dadas por los jefes golpistas al teniente coronel y su equipo eran que había que darle al cuerpo “cristiana sepultura”, en otras palabras, un entierro clandestino. Peo el jefe del servicio de inteligencia, era un fanático antiperonista que sentía un particular odio por Evita.

Ese desprecio se fue convirtiendo en una necrófila obsesión que lo llevó a desobedecer al propio presidente Pedro Aramburu y a someter el cuerpo a insólitos paseos por la ciudad de Buenos Aires en una furgoneta de florería. Intentó depositarlo en una unidad de la Marina y finalmente lo dejó en el altillo de la casa de su compañero y confidente, el mayor Arandía. A pesar del hermetismo de la operación, la resistencia peronista parecía seguir la pista del cadáver y por donde pasaba, a las pocas horas aparecían velas y flores.

La paranoia no dejaba dormir al mayor Arandía. Una noche, escuchó ruidos en su casa de la avenida General Paz al 500 y, creyendo que se trataba de un comando peronista que venía a rescatar a su abanderada, tomó su 9 milímetros y vació el cargador sobre un bulto que se movía en la oscuridad: era su mujer embarazada, quien murió en el acto.

El cuerpo embalsamado de Eva Perón en 1952.
El cuerpo de Evita fue embalsamado y recién en 1952.

Cuando Aramburu se enteró de lo que estaba sucediendo desplazó al jefe del servicio de inteligencia, Moori Koenig y ordenó el traslado del cuerpo de Evita a Comodoro Rivadavia y llevarlo fuera del país y organizar un “Operativo Traslado”. Allí el teniente coronel Alejandro Lanusse, pidió ayuda a su amigo, el capellán Francisco Paco Rotger. El plan consistía en trasladar el cuerpo a Italia y enterrarlo en un cementerio de Milán con nombre falso.

Evita estuvo allí 14 años enterrada bajo esa lápida falsa. Para que no haya sospechas, incluso se le pagó a una religiosa llamada Giuseppina para que le llevara flores a la tumba.

La tumba de Evita Perón en el cementerio de la Recoleta
La bóveda de la familia de Evita en Recoleta.

Devolución del cuerpo

Luego del asesinato Aramburu, Montoneros hizo publica la información de lo que había sucedido con el cadaver. En medio de la crisis, el nuevo líder militar del país, el general Alejandro Lanusse, propuso un “Gran Acuerdo Nacional” con Perón, y ofreció devolverle al exiliado exmandatario los restos de su segunda esposa.

Lanusse le pidió a Cabanillas que organizara el Operativo Devolución. A finales 1971 el cadáver fue exhumado y llevado por carretera hasta la residencia de Perón en Madrid.

Recién en noviembre de 1974 el cuerpo de Evita regreso definitivamente a su país, donde fue momificado, restaurado y exhibido junto con el de su marido -él, a cajón cerrado- en la cripta fúnebre de la residencia presidencial de Olivos.

El 4 de junio de 1952, Eva Perón fue vista por última vez durante las ceremonias de la segunda asunción presidencial de Juan Domingo Perón. Ya muy enferma y sostenida por un corset, quiso estar junto a su esposo (Bettmann Archive)

Finalmente nuevo gobierno de facto entregó los restos de Eva a la familia Duarte, quien la sepultó en la bóveda familiar en la Recoleta, donde ya yacían su madre y su hermano Juan.

Fue así como la “abanderada de los humildes” terminó en una tumba del cementerio más caro y exclusivo de Buenos Aires, que aún hoy, a 70 años de su muerte, sigue siendo la más visitada.