La foto trunca entre Axel e intendentes del interior pusieron sobre la superficie la verdadera pelea detrás de bambalinas. La sociedad de La Cámpora con Massa. El juego de los jefes del Conurbano. Y por qué nadie habla de Alberto

Teresa García es el cuadro más político que rodea a Axel Kicillof. Ella dio el primer paso para armarle un sustento territorial al gobernador que todavía no tiene, pese a administrar la principal provincia del país. Sus antecesores recientes tampoco lo tuvieron. El caso más cercano es Eduardo Duhalde.

Axel tiene muchos técnicos, la mayoría de los cuales, “están descubriendo Buenos Aires”, y pocas personas que conozcan los laberínticos caminos de este distrito tan amplio como diverso y complejo.

Hoy en Buenos Aires el poder territorial está divido, y acaso compartido. Uno de los polos más importantes quedó en manos de (casi todos) los intendentes del conurbano, con Martín Insaurralde (Lomas) a la cabeza, quienes juegan su propio partido. Se sabe: no tienen representantes importantes en el gabinete, siempre se consideraron “destratados” por Axel, y encontraron en Máximo Kirchner al mejor interlocutor. Hoy Insaurralde y Máximo tienen un férreo acuerdo político y económico, el cual se visibiliza en la Cámara de Diputados con las figuras de Sergio Otermin (ex secretario de Insaurralde) y de Facundo Tignanelli (Tercera-La Matanza), principal referente de Máximo. Otermin está sentado sobre una de las “cajas” más importantes de PBA. Y Tignanelli conduce el bloque. 

La importancia de Massa

Sergio Massa, el otro actor central en la Provincia, también juega fuerte en la Cámara baja. El tigrense tiene un acuerdo con La Cámpora. Y es probable que todos den el visto bueno para que Juan Pablo De Jesús (Quinta-La Costa) se quede al frente de la estratégica Comisión de Presupuesto.

Aunque suene exótico, e insólito, en términos partidarios el Gobernador no pudo imponer nada en este esquema. Está “afuera” en cuanto al manejo fino de los recursos y de la política en sí.

Los intendentes son un bloque medianamente sólido, con uno sólo fuera de este esquema, el matancero Fernando Espinoza, quien “algo aislado” está más cerca del Gobernador.

Probablemente a Teresa García, ministra de Gobierno de Axel, se le haya ocurrido una buena idea, pero que jamás llegó a su puerto. La iniciativa existió: rodear a Axel con los intendentes del interior provincial, quienes están afuera esta lógica. Crear algo así como una liga de jefes comunales. 

En calle 6 especulan que un llamado de Máximo hacia el Gobernador la hizo naufragar. Se cree que en esa comunicación dejó en claro quienes son los que mandan, y quienes están autorizados a armar encuentros de esa índole. El encuentro se hizo, pero sin García, y con la presencia de los comisarios políticos de Máximo y de Insaurralde. Estuvo la titular del Senado, Verónica Magario. 

Salvo excepciones, como el platense Julo Alak (Justicia), la citada García, el controvertido Berni (Seguridad), el gabinete de Axel está conociendo la Provincia. Y hay dirigentes del propio partido que comenzaron a primerearlos. Kicillof desconfía de La Cámpora, pero es un aliado del cual no se puede desmarcar. Algo similar le pasa con los intendentes, a quienes marginó de su equipo más próximo. En ninguno de estos sectores se habla mucho de Alberto Fernández. Máximo se nombra bastante más. 

La Provincia, para colmo, está parada en términos económicos. Deudas a los proveedores (en Salud es uno de los sectores más delicados), prácticamente nulas licitaciones para realizar obras públicas, certificados vencidos, y escasas acciones concretas para mostrar, más allá del aplaudido discurso del Gobernador en la apertura de las sesiones. La herencia es más pesada de lo que muchos creían. Y la heterogeneidad del poder también