La anemia es una afección que se caracteriza por la falta de suficientes glóbulos rojos sanos para transportar un nivel adecuado de oxígeno a los tejidos del cuerpo. Si tienes anemia, es probable que te sientas cansado y fatigado. Hay muchas formas de anemia, cada una con causas diferentes. La anemia puede ser temporal o prolongada, y puede variar entre leve y grave. Consulta a un médico si sospechas que tienes anemia, ya que esta puede ser indicio de una enfermedad grave. Los tratamientos para la anemia varían desde la toma de suplementos hasta la realización de procedimientos médicos. Es posible que puedas evitar algunos tipos de anemia si sigues una dieta saludable y variada.
Tipos

Anemia

Síntomas

Anemia
Los signos y síntomas de la anemia varían según la causa de la afección. Algunos de ellos son:
Fatiga – Debilidad – Piel pálida o amarillenta – Latidos del corazón irregulares – Dificultad para respirar – Mareos o aturdimiento – Dolor en el pecho – Manos y pies fríos – Dolor de cabeza
Al principio, la anemia puede ser leve y pasar inadvertida. No obstante, los síntomas empeoran a medida que la anemia empeora.

Causas
La anemia ocurre cuando la sangre no tiene suficientes glóbulos rojos. Esto puede suceder si:
El cuerpo no produce suficientes glóbulos rojos – Un sangrado provoca que pierdas glóbulos rojos más rápidamente de lo que se pueden reemplazar – El cuerpo destruye glóbulos rojos

Anemia

Causas de la anemia
Algunos de los diferentes tipos de anemia y sus causas son:

Anemia
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Factores de riesgo
Estos factores aumentan tu riesgo de anemia:
Una dieta carente de ciertas vitaminas – Trastornos intestinales – Menstruación – Embarazo – Afecciones crónicas – Antecedentes familiares – Otros factores ( Los antecedentes de ciertas infecciones, enfermedades de la sangre y trastornos autoinmunitarios, alcoholismo, exposición a químicos tóxicos y el uso de algunos medicamentos) – Edad ( Las personas mayores de 65 años tienen mayor riesgo de anemia).
Complicaciones
Cuando la anemia no se trata, puede ocasionar muchos problemas de salud, tales como:
Cansancio intenso – Complicaciones en el embarazo – Problemas cardíacos – Muerte (Algunas anemias hereditarias, como la anemia drepanocítica, pueden ser graves y ocasionar complicaciones potencialmente mortales).
Prevención

Anemia

Considera la posibilidad de solicitar asesoramiento genético
Si tienes antecedentes familiares de anemia congénita, como anemia drepanocítica o talasemia, consulta a un médico y, posiblemente, también a un asesor en genética sobre tu propio riesgo y los riesgos que podrías transmitir a tus hijos.
Evita la malaria
La anemia puede ser una de las complicaciones de la malaria. Si planeas viajar a un lugar donde la malaria es frecuente, antes habla con el médico sobre la necesidad de tomar medicamentos de manera preventiva. En las áreas donde la malaria es frecuente, la prevención incluye reducir la exposición a los mosquitos, por ejemplo, utilizando redes de cama tratadas con insecticida.
Pruebas de diagnóstico adicionales
Si recibes un diagnóstico de anemia, el médico te indicará pruebas adicionales para determinar la causa no diagnosticada. Por ejemplo, la anemia por deficiencia de hierro puede ser causa de una hemorragia crónica de úlceras, pólipos benignos en el colon, cáncer de colon, tumores o problemas renales. En ocasiones, puede ser necesario estudiar una muestra de médula ósea para diagnosticar anemia.
Tratamiento
El tratamiento de la anemia depende de la causa.
Anemia ferropénica. El tratamiento de esta forma de anemia suele incluir la ingesta de suplementos de hierro y cambios en la dieta.
Anemia por deficiencia de vitaminas. El tratamiento de la deficiencia de ácido fólico y B-12 incluye ingerir suplementos dietéticos y aumentar estos nutrientes en la dieta.
Anemia por enfermedad crónica. No existe un tratamiento específico para este tipo de anemia. Los médicos se concentran en el tratamiento de la enfermedad no diagnosticada.
Anemia aplásica. El tratamiento de esta anemia puede incluir transfusiones de sangre para aumentar los niveles de glóbulos rojos. Es posible que se necesite un trasplante de médula ósea si esta está afectada y no produce glóbulos sanguíneos sanos.
Anemias asociadas con enfermedades de la médula ósea. El tratamiento de estas diversas enfermedades puede incluir medicamentos, quimioterapia o trasplante de médula ósea.
Anemias hemolíticas. El tratamiento de anemias hemolíticas incluye evitar medicamentos no recetados, tratar las infecciones relacionadas y tomar medicamentos que deprimen el sistema inmunitario, el cual podría estar atacando los glóbulos rojos.
Anemia drepanocítica. El tratamiento de esta anemia puede incluir la administración de oxígeno, analgésicos y líquidos orales e intravenosos para reducir el dolor y evitar complicaciones. Un trasplante de médula ósea puede ser un tratamiento eficaz en algunas circunstancias.
Talasemia. Esta anemia se puede tratar con transfusiones de sangre, suplementos de ácido fólico, medicamentos, extracción del bazo (esplenectomía) o un trasplante de células madres de médula ósea o sangre.
La consulta al médico
Pide una consulta con tu médico cabecera si tienes fatiga prolongada o algún signo o síntoma que te preocupa. Éste puede derivarte a otro médico que se especialice en el tratamiento de trastornos en la sangre (hematólogo), del corazón (cardiólogo) o del sistema digestivo (gastroenterólogo).