Desde la administración les impiden que duerman en el lugar y fundamentan que se debe a un tema de inseguridad.

El country Estancia Las Lilas de Luján es protagonista en estos días, según el sitio TN, de una conflictiva historia con propietarios y sus albañiles. Todo comenzó a principios de noviembre y hoy ya escaló al escándalo: los propietarios de una casa en construcción denuncian que no les permiten a los obreros dormir adentro del barrio privado porque “manchan el paisaje”. Desde la administración del country explicaron que sólo hacen respetar el reglamento.

Les alquiló una casa a sus albañiles en un country, pero dice que les prohíben vivir allí

“J.T” y “J.O” -los socios propietarios del lote en construcción- ya habían tenido inconvenientes hace algunos meses con una empresa que no cumplió con la obra acordada. Fue por ello que decidieron convocar a un arquitecto conocido para que termine lo antes posible. Este arquitecto reside en la provincia de La Pampa, aceptó la propuesta y pidió traer a su equipo de trabajo, a su gente de confianza, a trabajar a Luján.

Los dueños, pidieron preservar sus nombres, tomaron la decisión de alquilarles una casa a los obreros dentro del mismo country para acelerar los tiempos de trabajo. La propiedad está ubicada a 75 metros de la obra y la dueña la alquiló con el conocimiento de que iba a estar ocupada por personal de obra. “Está aclarado en el contrato”, señaló uno de los denunciantes. En simultáneo con la firma del alquiler comenzaron los cruces con la administración del barrio privado.

El primer roce llegó en una charla informal, cuando “J.T” le consultó al presidente de la comisión de infraestructura, Gustavo Molinatti, si había inconvenientes con que los obreros sean inquilinos del country. “Mirá, no te lo recomiendo”, fue la respuesta. Pese a la advertencia de Molinatti, los dos amigos decidieron avanzar con el alquiler dado que la dueña de la propiedad estaba de acuerdo y no había manifestado ningún tipo de problema.

La primera semana de noviembre hubo trabajos relacionados con la conexión eléctrica de la casa. “Eran el electricista, un ayudante y el arquitecto. Durmieron de martes a viernes y comenzaron los problemas”, señaló uno de los dueños. Hubo un ida y vuelta de cartas, la primera advertencia llegó el 10 de noviembre, la Administración de Estancia Las Lilas la envió: “Se los intima para que en el plazo perentorio de 24 horas procedan al retiro del personal del ejido del barrio”, señala el comunicado.

Les alquiló una casa a sus albañiles en un country, pero dice que les prohíben vivir allí

El pedido de la administración era concreto: solicitaban que los obreros no permanezcan en el country después de las 18, dado que ese era el horario en el que terminaba la jornada laboral dentro del barrio privado. La carta también les advirtió a los dueños del lote sobre las posibles sanciones que le podían caer como una multa por cada día de mora en el incumplimiento o la paralización total de las obras.

Lejos de calmar las aguas, “J.T” y “J.O” redoblaron la apuesta y acusaron a la administración de tener tratos discriminatorios contra los obreros e hicieron especial enfásis en que luego de las 18 los mismos eran inquilinos en otra propiedad. “La empresa que está llevando adelante la obra se está alojando en la UF131 y, por tanto, después de las 18 horas, todos ellos tienen el carácter de inquilinos, gozando los mismos derechos que los demás inquilinos de este Barrio.

“A pesar de eso, se han limitado a residir en la vivienda que han alquilado, sin siquiera salir de su “ejido”, ello claro está, por el maltrato recibido por parte de algunos de los integrantes del grupo de seguridad”, reza parte de la carta de respuesta. Luego, agregaron: “No puedo dejar de resaltarles que sus tratos discriminatorios hacia un inquilino reúnen todos los requisitos para ser denunciado ante el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI)”.

De manera informal, uno de los propietarios acordó con el intendente del lugar que los obreros no salieran de la propiedad en alquiler luego de las 18 para evitar conflictos con las autoridades de la administración y que, una vez terminada la jornada laboral, fueran a anunciarse a la garita de seguridad para “adoptar el carácter de inquilino”. “Fue una payasada, pero lo hicimos para poder avanzar con las obras”, señaló “J.T”.

El miércoles 15 de noviembre se terminaron las cartas y la acción pasó a otros términos. Luego de una semana en la que no hubo obreros trabajando en la obra, las discusiones formales pasaron a mayores cuando comenzaron a llegar los camiones de la construcción. “J.T” y “J.O”, pidieron permiso para ingresar un camión el sábado 25 de noviembre y la respuesta fue negativa. “Los sábados no se pueden ingresar camiones de carga ni remolques”, advirtieron desde la administración.

Les alquiló una casa a sus albañiles en un country, pero dice que les prohíben vivir allí

Ese mismo día les llegó una notificación que les indicaba que la obra había sido clausurada por “no respetar el reglamento en reiteradas oportunidades ni subsanar las irregularidades notificadas oportunamente”. Ese lunes los camiones llegaron desde La Pampa. El personal de seguridad, a pedido de Gabriel Scigliano, presidente de la administración, no les permitió el paso. Los propietarios trataron de autorizarlos de manera telefónica, pero no hubo caso.

Por ese motivo fue que tanto “J.T” como “J.O” tuvieron que presentarse en el barrio privado, para poder hacer ingesar los camiones al barrio y continuar con la obra. Allí se desencadenó una discusión. “Saludo al personal y les digo que soy propietario, que autoricé a los camiones. Les digo que es ilegal no dejarme pasar a mi propiedad y nos dijeron que la decisión venía del intendente”, explicó “J.T” en referencia a Ignacio Donovan.

Luego de pasar el primer camión, horas después llegó un segundo. Y ahí sí se hizo presente Ignacio Donovan, intendente del country. “No nos permitió el ingreso y nos reconoció que se trataba de una decisión exclusiva del presidente de la administración y del titular de la comisión de infraestructura”, señaló uno de los denunciantes, haciendo referencia a que la decisión pasó por las manos de Scigliano y Molinatti.

“¿Es porque manchan el paisaje?”, fue la pregunta que le hicieron a Donovan. La respuesta fue afirmativa. Si bien los protagonistas de la discusión aseguran que ese lunes 27 no hubo un episodio de violencia en la puerta del barrio privado, lo cierto es que el personal de seguridad de Estancia Las Lilas llamó a la policía bonaerense para que estuviera al tanto de la situación. Los propietarios aseguran que el sargento que se presentó en el lugar (identificado como D.S) les terminó dando la razón.

Y así pudieron pasar los camiones al interior del barrio. La tensión llegó a tal punto de que “J.T” terminó levantando la barrera del country por sus propios medios para hacer pasar los camiones. Fue en ese instante en que el presidente de la administración decidió cerrar una segunda tranquera de manera automática, pero “M.J.O.A” -esposa del propietario- cruzó el auto contra la tranquera y pudieron hacer pasar a los camiones.

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Al día siguiente mismo tema: “no se puede ingresar con camiones de determinado peso ni tampoco los días de lluvia debido al deterioro de los caminos. A pesar de saber esta prohibición, amedrentaron a la guardia del barrio y el propietario levantó por la fuerza las barreras de ingreso”, señaló Molinatti. Hubo multas: pagar la treintava parte del valor de la expensa al momento de liquidarse por desatender la advertencia efectuada “en lo relativo a la permanencia dentro del barrio de personal de obra”.

Oscar es electricista y trabajó durante la semana previa al conflicto. Según relató a TN, sufrió maltratos por parte del personal de seguridad del lugar y también de las autoridades del barrio privado. Además, contó que vivió varias situaciones de tensión donde se sintió acosado. “Ellos nos decían constantemente que no podíamos residir en el lugar, que si residíamos ahí no podíamos trabajar en el lugar”, contó Oscar sobre los primeros contactos con el personal de seguridad.

El empleado contó que en cada oportunidad que debían abandonar el barrio por distintos motivos -ya sea para ir a comprar algo o para ingresar materiales- perdían más de una hora: “Esperábamos hasta que a ellos se les antojara llamar a los propietarios para ver si confirmaban que entrábamos”. El rigor que tenía el personal de seguridad a la hora de fijarse en los horarios, los trabajadores lo sintieron como un maltrato.

“Nos mandaban gente de seguridad como si fuerámos delincuentes, a controlar que todo estuviera bien. La gente de seguridad era muy mal hablada porque les pedías explicaciones y lo único que decían era que ahí mandaban ellos. Estábamos trabajando y ellos caían 15 minutos antes a la obra. ´Tienen juntar sus cosas y se tienen que ir´, nos decían. ´Acá mandamos nosotros´, ´nosotros decidimos´, nos decían constantemente”, relató Oscar.

El descargo de la administración: “No es una cuestión de discriminación, es de inseguridad”

Las distintas autoridades de Estancias Las Lilas, entre ellas Ignacio Donovan, intendente del country, Gabriel Scigliano, presidente de la administración, y Gustavo Molinatti, titular de la comisión de infraestructura. Este último fue el único que decidió dar una explicación sobre el caso. “Ha habido muchísimos robos en el barrio y gran parte es porque el personal obrero se queda a pernoctar sin autorización. No es una cuestión de discriminación, es de inseguridad”, señaló Molinatti