En la zona cercana a la estación de tren, según la normativa de la Ciudad de Buenos Aires, los comerciantes de Once solo podrán operar en la modalidad de delivery.

Con esta modalidad, alrededor de 50 comercios decidieron levantar las persianas al público. La zona en cuestión abarca desde la avenida Pueyrredón entre Corrientes y la estación del Ferrocarril Sarmiento. Después de cinco meses de calles desiertas, parece que una multitud colmará esa zona. 

Un Comerciante que no quiere dar ni su apellido, habló con el medio Infobae y resaltó: “No me gustaría ser el nuevo ‘abuelito de los 10 dólares’”, explicó en referencia al abogado marplatense al que Cristina Kirchner le colgó el mote de “amarrete” por interponer un amparo para comprarles dólares a sus nietos en 2012.

Hace 20 años que este comerciante trabaja en la zona. Y hace 150 días que no puede hacerlo. Hoy tampoco lo habría podido hacer. A pesar de que en esta novena etapa de la cuarentena la Ciudad permitió la apertura de comercios en las principales arterias, la zona comprendida entre Rivadavia, Boulogne Sur Mer, Lavalle y Larrea, sólo podrá hacerlo en la modalidad de delivery.

Por encima de este permiso, unos 50 comerciantes se rebelaron y levantaron las persianas para atender al público. Entre ellos, según Guido, que en su protesta destaca el papel que tiene el dólar en la debacle: “Yo vendo productos importados. Compramos a 100 dólares, vendemos a 150, el gobierno se lleva 30, y cuando vamos a reponer la mercadería nos cuesta 120. Perdemos plata permanentemente por la inestabilidad financiera”.

Guido uno de los Comerciantes de Once

Estamos cerrados hace 150 días -le cuenta al medio-. Son 150 días sin poder trabajar. No podíamos… Hoy volvimos a abrir de manera normal los locales”. ¿Cómo subsistió?: “Consumiendo capital de trabajo, gastando ahorros. Tan simple como eso”, responde.

“No podemos tener abierto por la regulación del gobierno de la Ciudad, ya que es una zona de alto tránsito cerca de la estación Once. La situación económica nuestra es alarmante. No hay manera de que una empresa sea sustentable sin poder trabajar, pagando cargas sociales, impuestos, doble tributación… Más los embates que nos da el dólar” explica

Por otro lado, resaltó que “los momentos de mayor venta, como el Día de la Madre o el Día del Padre, o del Niño, los vamos a perder. Hay algunos inspectores dando vueltas, pero nosotros no queremos que nos molesten más. Hubo algún intercambio con algunos comerciantes, pero estamos tranquilos. Nos están dejando trabajar.

No queremos que nos clausuren y no nos vamos a dejar clausurar. Tenemos que subsistir. Hablando en criollo, a mi hija mañana no le puedo dar de comer una faja de clausura. Así que tengo que hacer lo que debo hacer como un padre de familia, que es proveerla.” explica el comerciante

En este marco, resaltó la diferencia que se hace en cuanto a los comercios de la zona con los grandes hipermercados: “Y es lo que la Constitución me permite, el derecho a la libertad de trabajo. Eso es lo que estamos pidiendo. Somos conscientes de que hay un patógeno en el aire y que hay un riesgo. Pero consideramos que nuestros negocios no son más inseguros que los grandes supermercados. Muchos de ellos por esta zona están abriendo las 24 horas”

“¿Ellos sí pueden y nosotros no? No le encontramos el sentido a esta medida. Los supermercados venden electrónica, calzado, indumentaria, que son los mismos rubros que vendemos acá en el Once” agrega

Finalmente, pidió se considere la protección a los comerciantes para poder abrir los locales y generar ingresos para alimentar a sus familias: “Un local mediano, sobre una avenida principal como es Pueyrredon, puede llegar a estar entre los 130 mil y los 160 mil pesos de alquiler. Sumale el costo de la llave inicial, que es en dólares. Un local promedio puede tener una llave de entre 30 mil y 65 mil dólares. No de los más grandes. Hay una inversión de por medio también. Y estamos pidiendo la protección de gente que está apostando al país y al trabajo