El principal objetivo es capacitar y brindar herramientas de manera gratuita para que chicos de entre 18 y 24 años potencien sus habilidades para su futura inserción laboral.

Empujar es una organización sin fines de lucro que fue creada por empresarios hace ocho años. Su nombre tiene un profundo significado: Empresas Unidas por Jóvenes Argentinos. Ahora, y con el objetivo de ayudar a jóvenes de contextos sociales vulnerables, crearon un nuevo portal de empleos.

A través del sitio, profesionales de recursos humanos y empresas que necesiten personal para cubrir puestos de primer empleo podrán acceder de manera gratuita y directa al perfil de los egresados de la fundación, registrándose en la plataforma empleos.programaempujar.org.

Según voceros de la fundación, “el principal objetivo es capacitar y brindar herramientas de manera gratuita para que jóvenes de entre 18 y 24 años y de contextos postergados logren entrenar y potenciar habilidades para su futura inserción laboral”.

Actualmente, las capacitaciones se realizan bajo la modalidad virtual debido al contexto de pandemia y tienen una duración de tres meses, publica el sitio Perfil.com.

Fundacion Empujar

Desde Empujar señalaron que la Fundación cuenta actualmente con catorce sedes, más de 1.500 egresados y una red de 600 voluntarios que participan y apoyan a los estudiantes y su desarrollo. “La tasa de empleabilidad alcanza al 67 por ciento de los chicos y chicas que egresan”, destacaron.

Asimismo, más de 120 empresas, en su mayoría pymes argentinas y 200 particulares, le dan sustentabilidad a la causa por el empleo formal de los participantes.

“Es fundamental el rol de las empresas y voluntarios como aliados y socios estratégicos en el trabajo por la inclusión socio laboral de los chicos y chicas vulnerables, ya que contribuye a promover el desarrollo de nuestras comunidades y son protagonistas activos y agentes de cambio social”, asegura Mariana Frenkel, directora de Desarrollo Institucional de Empujar.

Los jóvenes que concurren a las capacitaciones tienen un promedio de asistencia de más del 85 por ciento y la tasa de deserción es mínima.

Testimonios

Natasha, egresada de Empujar en 2020, cuenta su experiencia: “Gracias a las nuevas oportunidades y experiencias como las que me dio Empujar, y de la mano de grandes empresas que patrocinan el estudio y desarrollo profesional, hoy puedo ser parte del equipo de testing de una compañía de tecnología. Ahora evalúo pasar a otras áreas como la de desarrollo. Estoy muy agradecida”.

Desde la fundación se trabaja fuertemente en potenciar oportunidades laborales en chicos y chicas con deseos de progresar, traccionando y alimentando la red de empresas y profesionales. Y se logra construir una comunidad que capacita, se compromete, brinda empleo y empatiza con las historias de los jóvenes que más necesitan.

Gian egresó en 2016 de la sede de Don Torcuato. Vive en Villa Hall, partido de San Fernando y trabaja desde hace 3 años como analista contable junior en el estudio González, Bono & Asociados. A Gian la vida lo golpeó fuerte cuando a sus 10 años su papá y único sostén económico familiar falleció. “Nos quedamos sin ingresos. Mi mamá y mis dos hermanos no teníamos nada y tuve que salir a trabajar. Ahí empecé, con solo 10 años como repositor y limpieza en un supermercado. Después trabajé en una verdulería, pero nunca dejé la escuela. Mamá nos inculcó el estudio y la constancia”, cuenta.

Fundacion Empujar

A los 16 años ingresó al Programa Empujar y con su mentor y socio del estudio contable donde actualmente trabaja, Pablo González, hubo química de inmediato. La red de voluntarios que transitan por la fundación durante el período de formación, les permite a los jóvenes generar vínculos, enriquecerse de profesionales y fortalecerse de la relación con el otro.

Gian supo aprovecharlo y al finalizar la secundaria, no solo empezó a trabajar, sino que además se anotó a la universidad. “Estoy cursando el CBC para Contador Público en el Centro Universitario de Tigre. Me faltan dos materias que espero terminarlas este año. Junto con mi mamá, quien es empleada doméstica, sacamos adelante los gastos de la casa. Soy el que más aporta de los dos, mis hermanos de 14 y 8 años van a la escuela”.

En estos años, Gian experimentó el asumir responsabilidades en tres áreas distintas del trabajo para poder vivenciar sus características y estar en mejores condiciones a la hora de elegir una especialización. “Sé liquidar la mayoría de los impuestos, aprendí a hacer auditorías, balances, arqueos, inventario, en fin todo lo que tiene que ver con lo que a mí me gusta y lo que estoy estudiando”.

A Gian, el trabajo no sólo lo deja progresar personal y profesionalmente, sino que además, le permitió en los últimos meses construir su propia vivienda en un terreno cedido por su tía.

“Colgué la facultad porque estaba construyendo la casa y tenía que buscar a mi hermanito de la escuela, pero este año me propuse retomarla. La vida me está compensando todo lo malo que pasamos de chiquitos y gracias a esto pudo disfrutar de cosas que jamás hubiera imaginado que pasarían”.