Algunas sensaciones y certezas que quedaron luego de jugado el partido de ida por la semifinal de la Libertadores.

Al finalizar cualquier partido de fútbol, además del resultado quedan sensaciones y certezas producto del análisis de cada uno de los equipos. Estas son algunas conclusiones.

Hoy River es más que Boca. Tiene un sistema de juego más aceitado, jugadores que lo ejecutan perfectamente y se sienten plenamente identificados con lo que pretende su entrenador. Boca tiene un buen esquema defensivo pero una vez que recuperaba la pelota sucumbía a la presión de River. Lleva menos tiempo a las órdenes de Alfaro.

Hay un tema mental a favor de River. Conforme a los últimos resultados entre los dos rivales, River juega más confiado y Boca lo hace más nervioso. Eso, que parece un tema menor, condiciona el rendimiento de algunos jugadores.

Boca pareció no tener plan “B”. Si la idea de Alfaro era repetir el esquema defensivo del último clásico que le permitió empatar 0 a 0, cuando a los 6 minutos de iniciado el partido River abrió el marcador a través del penal ejecutado por Borré, ese plan ya no tenía razón de ser y Boca no tuvo la capacidad de cambiar de esquema. Llegó al arco de Armani a través de arrestos individuales (ej.: remate de Mac Allister desviado al corner por el arquero) o con alguna jugada esporádica que aguantó Wanchope y Capaldo definió mal. Con el ingreso de algunos jugadores, Alfaro no hizo más que juntar nombres en ataque y partir el equipo en dos.

Lo que dejó el River-Boca
Wanchope como único delantero dejó de ser una opción válida a los 6 minutos de juego con el gol de River.

River sigue teniendo problemas de definición: No todo es color de rosas en el equipo de Nuñez. No concreta en la medida que crea. De haberlo hecho, la diferencia debió ser mayor. Andrada ahogó varios gritos de gol, pero otros se perdieron por remates deficientes o errores en la última puntada.

Lo que dejó el River-Boca
Matías Suárez se lamenta una ocación desperdiciada

Tevez no termina de encajar en el esquema de Boca. El ídolo de Boca, cuando entra, no se sabe de qué juega. Parece estar incómodo, sin encontrar con quién asociarse.

Lo que dejó el River-Boca
Tevez no termina de encontrar su posición

No se entendió la posición de Soldano. Si la idea de Alfaro era tapar la subida de Casco, no se explica por qué no puso un jugador que sintiera más la marca u otro que tuviera más recorrido. La tarea del ex Unión fue totalmente deslucida porque casi no participó del juego.

River tiene la tranquilidad de que si algo le falla, en última instancia aparece Armani. El arquero siempre responde. Lo hace ante remates sorpresivos o intentando ahogar la definición de algún rival. En River defienden todos, pero está la tranquilidad de que por cualquier cosa está Armani.

Todos tenemos la sensación de que Gallardo es a River lo que Bianchi era a Boca. Un tema mental difícil de explicar. Por un lado la manera de analizar y preparar los partidos. Por otro la manera de leerlos mientras se están jugando y de generalmente acertar con los cambios que introduce, respondiendo a lo que su equipo necesita en ese momento. Bianchi también tenía ese don, por eso la comparación.